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Blog de Juan Yáñez, desde San Juan de los Morros, Venezuela....

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"MIRANDA EN LA CARRACA



Juan Yáñez

No existe una más elocuente y acertada imagen de Francisco de Miranda, que aquella que saliera de la mano y la inspiración de Arturo Michelena y que titulara: “Miranda en La Carraca”.

 Es un lienzo de considerable tamaño, 245 x 197 cm., que se halla en la Galería de Arte Nacional en Caracas. Es la obra más difundida del pintor valenciano que realizara en 1896. La técnica y el estilo pictórico de la tela se encuadran dentro de lo que se dio en llamar el “Academicismo venezolano” que se generara a fines del siglo antepasado. La pintura muestra la más difundida imagen del “Precursor”, cuando soportó condena en la prisión gaditana de La Carraca en España.

 El artista, en la composición, muestra al prócer vestido con ropas de época, nada ostentosas pero si dignas y aceptablemente pulcras. Luce un rostro rasurado como generalmente se le conoció y en él particularmente muestra una expresión de derrota, olvido y frustración, propia de un hombre de acción a quien el infortunio y la traición de sus pares lo arrastraron al cautiverio.




Miranda fue un guerrero estratega, un visionario, y un intelectual brillante. Su temperamento indómito y valiente lo llevó a protagonizar acciones en pro de la independencia de la América toda. En España se forma intelectualmente dentro de la corriente llamada: “Enciclopedismo”.

 Posteriormente se traslada a América del norte donde combate en las filas de los independentistas norteamericanos. Luego regresa a Europa y su llegada coincide con los acontecimientos de la Revolución Francesa a la que se adhiere y protagoniza acciones militares hasta el punto de que es nombrado Mariscal en 1792 y su nombre se incluye entre los héroes inscritos en los paramentos del Arco de Triunfo de Paris.

A pesar de esa distinción merecidamente lograda los franceses le expulsan de su territorio acusándolo de traidor. Más tarde entra en relación con los británicos y de ellos obtiene ayuda financiera que comparten con los norteamericanos para llevar a cabo dos expediciones a Venezuela. Ambas fracasan, sobre todo por la indiferencia de la población colonial, que era también imitada por la nobleza y la burguesía. criolla.

 En 1810 se produjo la insurrección en Caracas y los revolucionarios aceptaron la intervención de Miranda, quien estuvo entre las principales figuras que posteriormente proclamaron la Independencia de 1811. Sin embargo sus compañeros atriotas desconfiaron de él y lo creyeron emisario del gobierno británico. Ellos mismos lo hacen prisionero y posteriormente lo entregan a las tropas realistas que lo trasladan desde La Guaira a la prisión de La Carraca en Cádiz donde muere.

Continuando con la descripción de la pintura, amigos y pacientes lectores, diremos que el espacio físico donde se halla Miranda inmortalizado es a todas luces un calabozo con las paredes despintadas y con un piso deteriorado de cerámica rústica. En el extremo derecho de la pared posterior, equilibra la composición pictórica una argolla amurada con su cadena que simboliza el sometimiento y también un elemento competente para atestiguar que se está en una prisión.

El mobiliario es tosco y envejecido, consta de una cama de madera y sobre ella un colchón de paja desbaratado y cubierto por una sábana. Sobre una mesa pequeña hay unos viejos libros que dan fe, que el personaje es un hombre instruido. La simbología alcanza también a una modesta vasija de barro, apoyada en el suelo y un banquillo con su asiento de paja trenzada destejida; claros exponentes de humildad y de pobreza.

Miranda posa echado en la cama, apoyando el codo derecho sobre una almohada con la pierna izquierda extendida y la otra flexionada. Soporta la cabeza en la mano derecha y sus ojos miran al espectador. Todo ello es un recurso gráfico que el artista empleó para dramatizar la escena y enaltecer de esta manera, su imaginada visión de la postrera imagen del héroe incomprendido y traicionado.

Poco tiempo le quedaba de vida al protagonista. Miranda moriría enfermo de apoplejía el 14 de julio de 1816; por el azar del destino exactamente 27 años después de la Toma de la Bastilla, acontecimiento que marcó el comienzo de la Revolución Francesa, la más importante gesta por la liberación de los pueblos oprimidos.

Material gráfico-Agradecimientos a: gacela-hispania.blogspot.com  tueconomia.net  http://www.100destinos.com/  flickr.com  inform.specialtours.com



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Publicado en el Diario La Antena de San Juan de los Morros Venezuela,  el 18.04.10