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Blog de Juan Yáñez, desde San Juan de los Morros, Venezuela....

LA FINALIDAD DEL PRESENTE BLOG ES PARA EXPRESAR IDEAS, COMENTAR LO QUE CONSIDERAMOS DIGNO DE ELLO Y HASTA PARA DECIR LO INCONVENIENTE SI FUERA NECESARIO...




Rafaél Bolívar Coronado, el escritor de los 600 seudónimos


Juan Yáñez

                    Imposible no recordar a este personaje pintoresco en esta fecha en que se cumplen 130 años de su nacimiento.
Rafael Bolívar Coronado sorprende con suficientes razones para ser incluido en la historia anecdótica venezolana. Su mayor atención radica en ser el autor de la letra de “Alma Llanera”, el conocido y apreciado joropo que para muchos venezolanos, cuando lo oyen lejos de la patria, acongoja el espíritu hasta las lágrimas y es considerado el himno nacional extraoficial de Venezuela.
Rafael Bolívar Coronado, Había nacido en Villa de Cura, estado Aragua, el 6 de junio de 1884 y con firme aptitud literaria se dedico desde temprana edad a la escritura. La poesía, la narrativa y el ensayo tuvieron merecido reconocimiento en Caracas al publicársele en 1912 sus notas en  la revista El Cojo Ilustrado y en los diarios El Universal y El Nuevo Diario.
En 1916, llega a oídos de Juan Vicente Gómez,  “Alma Llanera”, pieza musical que forma parte de una zarzuela homónima compuesta por Pedro Elías Gutierrez que fuera estrenada 1914 y decide premiar al autor de la letra. Es entonces que Bolívar Coronado  parte en 1916, hacia España becado por el “Ilustrísimo”.
Es en la madre patria donde da comienzo el caos literario y existencial de nuestro personaje. Escribe y publica lo propio, pero emplea para ello seudónimos, con los cuales otorga autoría a importantes escritores venezolanos y como legítimos los vende a las editoriales.
Hasta a Rufino Blanco Bombona, quien se dedicaba en Europa al negocio editorial, engaña Bolívar Coronado, al venderle, obras de su pluma, que atribuye a Rafaél María Baralt y a Agustín Codazzi. 
Innumerables son estas disparidades de este escritor, que sin duda atribuibles  a trastornos de personalidad que malograron su vocación.   
Muere en Barcelona el 31 de enero de 1924, víctima de una epidemia de gripe.

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Rafael Bolívar Coronado, un personaje como pocos  CORREO DEL CARONÍ CIUDAD GUAYANA 07.06.2013  Rafael Marrón González
Un hombre con más de 600 nombres
                                     El escritor Rafael Ramón Castellanos en su libro “Un hombre con más de seiscientos nombres”, realiza un trabajo de investigación sobre los seudónimos literarios de Bolívar Coronado así como sobre las obras propias que atribuyó apócrifamente a escritores verdaderos de su tiempo, como Diego Albéniz de la Cerrada, Rafael María Baralt, Luis Felipe Blanco Meaño, Agustín Codazzi, Daniel Mendoza, Mateo Montalvo de Jarana, Juan de Ocampo, F. Salcedo y Ordóñez, fray Nemesio de la Concepción Zapata, L. Zamudio Bailivián, Arturo Uslar Pietri, entre otros.

Para quitarle las telarañas a las muelas

En el capítulo correspondiente a “Intimidades de Bolívar Coronado”, Castellanos publica una correspondencia que éste le envía al crítico español Julio Cejador Frauca: “He ganado aquí unos 180 duros, haciéndole cuentos para niños a (la Editorial) Sopena y dos antologías de poetas ecuatorianos y bolivianos a Maucci. Estas antologías las hice en poco menos de veinte días; ¡considere usted cómo habrán quedado! Mas, estos horrendos pecados me los absolverá usted al evocar el principio alemán cuando el brusco levantamiento de Bélgica: la necesidad carece de ley. Y más si se entera usted que yo carecía de todo. También recordará usted al gran López que en horas veinticuatro, hacía comedias malas para el teatro. (...) Que mucho pues, que yo comido de hambre, eche mano a las antologías y le quite las telarañas a las muelas”.

Su obra literaria fue extensa

Además de la zarzuela Alma Llanera, fue autor de María del Rosario (1915), Letras españolas (primera mitad del siglo XIX) (1918), La gran Florida (1918), Los Chapas (Río de la Plata y Paraguay) (1918), Los desiertos de Achaguas, Llanos de Venezuela (1918), Los caciques heroicos: Paramaiboa, Guaicaipuro, Yaracuy, Nicaroguán (1918), El Llanero: estudio de sociología venezolana (1919), Memorias de un semibárbaro (1919), Nueva Umbría: conquista y colonización de este reino en 1518, Misiones de Rosa Blanca y San Juan de las Galdonas en 1656 (1919), Parnaso boliviano (1919) y Parnaso costarricense (1921), entre otras muchas.
La mujer de Bolívar Coronado narra la vida del escritor
Doña María Noguera, en carta del 3 de febrero de 1983, anota: “Llenaba y llenaba cuartillas como tentado por una enfermedad. Cuando estaba en ese trance no era posible importunarle porque explotaba su humor. Le hablaba y como que no oía. Solamente lo sacaba de sus profundidades golpeándole suavemente sobre los hombros y se enojaba, aunque la molestia significaba recordarle que había pasado ocho o diez horas sin ingerir alimento y sin moverse de la pequeña mesa escritorio.

De la prensa vivía

“Era frecuente que escribiese hasta cinco artículos por día. Los enviaba a los periódicos. La Vanguardia, El Día Gráfico, Diario de Comercio, El Diluvio, para la edición de El Sol de Madrid dedicada a Aragón y Cataluña; El Comercio Catalán, El Tiempo de Alicante, El Noticiero Universal y La Publicidad. No se preocupaba por saber si aparecían. De los pocos duros que deparaba este trabajo me ocupaba yo, pues él estaba distanciado del administrador de El Diluvio todo el tiempo y en los demás periódicos y revistas yo era su otro yo, aunque un empleado del Consulado de Venezuela me acosaba, me seguía y hasta me llevó ante el Comisario de Policía acusándome de terrorista, pero no le creyeron, supongo, porque al atardecer me dejaron libre. A él sí le habían levantado un expediente por anarquista peligroso.

Seis artículos en una mañana

“Una mañana escribió seis artículos sobre el amor y los calzó con nombres diferentes. No había día que no inventase un nuevo nombre. Creo que con un solo nombre de esos que creaba apenas escribía uno, dos o tres artículos. Pues bien, esos seis artículos sobre el amor les puso como autores a personajes que él creó trasponiendo las letras de mi nombre, María Noguera. Yo no los recordaba, pero un hijo de mi hermana Mercedes los conserva anotados en un álbum de fotografías de ella. El artículo se titula Amor nada más y en cada caso tiene un autor, así: Mario Guearyia, Arion Guemara, A. Guerra Manoi, Ariman Roguea, María Guerano, María Onaguer. Antes de olvidarme le digo que otro artículo también con el título Amor lo firmó como María Bolívar, otro con mi nombre, María Noguera Y sobre el gobierno de Venezuela hizo varios como Mariana Córodo, María Coronado, Fabián Vídal y Rafael María Bolívar Nogueri. Vea en este último que es el nombre de pila de él y el nombre mío, intercalados”.

Un solitario con nostalgia de la patria

“A veces pasaba el día solamente con la merienda y al anochecer se marchaba a la calle. Tenía pocos amigos y le fascinaba caminar por el malecón totalmente solo. Un año antes de morir le dio por embriagarse día y noche y teníamos que buscarlo en los lugares más inverosímiles. Las constantes arremetidas de la policía contra su persona lo habían hecho más huidizo. Le dio por ingresar a un ejército de mercenarios que se organizaba en Francia para invadir a Venezuela, pero no iría si yo no lo acompañaba. Él sin mí se sentía disminuido, pero se perdía en los últimos tiempos hasta por un par de semanas y cuando regresaba sufríamos juntos sus desventuras y a pesar de eso traía siempre páginas y páginas que había escrito en los lugares en donde la noche o el sueño lo tomaban. Rafael jugaba también con las letras de su propio nombre. Mi hermana conserva algunos artículos en que para descifrar el título hay que detenerse y observar que título y autor reproducen el nombre y apellidos de él.

Una biografía de Bestia Victorino Gómez:

“Rafael se amistó con un venezolano tan solitario como él que vivía en Palma de Mallorca (Ramón Vallenilla Lecuna) y que cuando venía a Barcelona había alegría infinita en Rafael y en el amigo. Entrambos una tarde inolvidable dedicaron todo el tiempo a pensar cómo escribiría Rafael una biografía de dos personajes de su país de origen... Y reían... reían... Jamás Rafael rió tanto como ese día. Hizo anotaciones hasta en un trozo de cartón y reía, reía... con deseos de danzar en la calzada. Los vecinos que no estaban acostumbrados a verlo así se sorprendieron. Al día siguiente supe de qué se trataba. Empezaría en la noche a escribir dos biografías burlescas y mi hermana Mercedes tenía anotados los nombres de los fulanos: Doctor y General Juan Vicente Márquez Bustillos y General y Bestia Victorino Gómez. Pero no concretó nada Rafael, quien además andaba buscando información para hacer un drama de un Presidente de Centroamérica que sí es verdad que no tengo ya ni idea de quien era”.

Gírame algo

Cuando Andrés Eloy Blanco fue premiado en España por su extenso poema “Canto a España”, Bolívar Coronado le envió, felicitándolo, un telegrama urgente: “Eres un astro. Los astros giran. Gírame algo”.

Alma Llanera una canción venezolana, femenina y de Rafael Bolívar Coronado


Me encuentro con un apreciado amigo chileno que me cuenta que gracias a su permanencia en Venezuela se ha enterado de que Alma Llanera no es chilena. Y así otro amigo, músico, de dilatada trayectoria docente y muy respetado en la comunidad artística del estado Bolívar, juraba por sus ancestros que Alma Llanera era de un autor colombiano y aquello de “yo nací en esta ribera del Arauca vibrador” era para él una prueba concluyente de lo colombiano de la pieza por referirse a los llanos de Casanare. No podía aceptar que la ribera del Arauca referida fuera la del lado de acá y no la del lado de allá. Me costó convencerlo. Como también me ha costado convencer a muchos que la autoría de la letra no le pertenece a Pedro Elías Gutiérrez, que es el autor de la música, pero que hecho el loco vendió, el 1 de abril de 1942, los derechos de nuestro segundo Himno Nacional, a la Peer International Corporation por un dólar más porcentaje por regalías. Y lo más grave fue que don Pedro le mintió a la empresa gringa al garantizar en el contrato firmado que la pieza había sido creada por él solo y constituye su exclusiva propiedad, lo que ha creado la confusión al aparecer en las carátulas de los discos como de su autoría, despojando de esta manera a Rafael Bolívar Coronado de su derecho como legítimo autor de la letra de Alma Llanera, que fue especialmente escrita para ser cantada por una mujer en la Zarzuela Alma Llanera que se estrenó en Caracas el 19 de septiembre de 1914. La protagonista de la zarzuela era una hermosa llanera llamada Rita cuyo amor se disputan dos galanes, Miguel y Cubito, que dilucidan a puñaladas la controversia, que termina con la muerte de Miguel, mientras la dama en disputa se desgañitaba cantando “soy hermana de la espuma” y aquello de “...con claveles de pasión para orlar las rubias crines del potro de mi amador”, que nuestros recios cantantes bigotudos han modificado por si las moscas en “soy hermano de los pumas” y “...del potro más corredor”. No vaya a ser cosa.