Franco aún es motivo de divisiones
La decisión de la alcaldesa de Madrid,
Manuela Carmena, de retirar monumentos de la dictadura en las calles generó un
escándalo político; tras las críticas frenó la aplicación de una polémica ley
SEGUIR Martín Rodríguez Yebra LA NACION BS.
AS. SÁBADO 06 DE
FEBRERO DE 2016 .
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EL
BLOG OPINA
Todo gobernante
en España debería ocuparse de gobernar con la mayor amplitud, oficio y
pluralidad posible, y dejar la HISTORIA para los historiadores, --que en
España, no faltan. Todo ya fue escrito y todavía se seguirá escribiendo hasta
la saciedad, así de sencillo-. La política española tiene suficientes cultores
que todavía discuten sobre el efímero “reinado de Pepe Botella” y de eso
pasaron más de dos siglos; el franquismo estuvo vigente hasta “ayer a la tarde”.
Suficiente trabajo tiene una alcaldesa de una sociedad tan compleja, con tanta
diversidad como la madrileña. Un buen político sabe que una alcaldía de ese
calibre es ante todo comenzar por el principio: remangarse la camisa y ponerse a trabajar.
MADRID.- Hay heridas que el tiempo no
cicatriza. Como en un bucle sin fin, España reflotó estos días la discusión
sobre su pasado traumático cuando la alcaldesa de Madrid, Manuela Carmena,
ordenó retirar monumentos levantados por el franquismo para exaltar su victoria
en la Guerra Civil.
Carmena se propuso eliminar de las calles
de la capital los símbolos de la dictadura, todavía presentes en innumerables
nombres de calles, placas en homenaje a los caídos a manos de los republicanos,
estatuas de cabecillas del régimen y gigantescas edificaciones celebratorias.
Pero apenas tres días después de empezar la tarea decidió frenarla ante la
magnitud del escándalo político que se desató.
El Partido Popular (PP) y el Episcopado
encabezaron la reacción contra la medida, que incluyó la amenaza de denunciar a
la alcaldesa ante la justicia penal por haber tocado bienes listados desde hace
años como patrimonio histórico. La disputa retrata lo incómodo que resulta aún
para la sociedad española lidiar con las divisiones sociales que arrastra desde
el conflicto bélico. Aunque hayan pasado casi 80 años del golpe militar que lo
inició y más de 40 desde la muerte de Francisco Franco, que abrió la puerta a
la democracia.
Carmena, ex jueza y activista de derechos
humanos que ganó la alcaldía en alianza con Podemos, argumenta que debe cumplir
con la ley de memoria histórica, de 2010, en la que se promueve la remoción de
elementos reivindicativos de los bandos que se enfrentaron en la Guerra Civil
(1936-1939) y de la dictadura posterior.
Sus detractores la acusan de
extralimitarse. Se amparan en un "error" que aceptó la alcaldesa:
haber quitado del cementerio parroquial del barrio de Carabanchel una placa en
homenaje a ocho sacerdotes carmelitas fusilados por las milicias republicanas
en agosto de 1936 y beatificados hace dos años por el papa Francisco.
"Nos preocupa esta medida. Es
indudable la exclusiva condición de víctimas de los carmelitas, pacíficos
testigos de la reconciliación a la que todos debemos contribuir", se quejó
el obispo de Madrid, Carlos Osoro.
La placa se retiró el lunes y fue
restituida el miércoles. Para entonces, el PP ya había iniciado los trámites
para denunciar a Carmela por prevaricación.
Los liberales de Ciudadanos e incluso los
socialistas criticaron a Carmena por actuar sin pedir autorización ni debatir
caso por caso las intervenciones.
Carmena también irritó a sus opositores con
el anuncio de que se retirarían dos lápidas en honor a José Calvo Sotelo, un
líder político de derecha asesinado en Madrid días antes del inicio de la
Guerra Civil.
El debate por los homenajes franquistas
consumió decenas de discusiones en el Ayuntamiento desde la llegada de Carmena.
Queda pendiente qué hacer con las calles que mantienen nombres de generales de
la dictadura, dirigentes del falangismo (el fascismo español) y hasta de un
batallón que peleó a las órdenes de Hitler en la Segunda Guerra Mundial, la
División Azul.
El gobierno regional de Madrid, en manos
del PP, se enfrentó a la alcaldesa. "Hay bienes que forman parte de
nuestra historia y nos ayudan a entender nuestra identidad", sostiene
Paloma Sobrini, directora de Patrimonio Cultural de esa administración. Entre
los bienes sostenidos por el Estado, fuera del alcance del municipio
capitalino, figura nada menos que el Valle de los Caídos, el fastuoso monumento
donde están enterrados los restos de Franco y de José Antonio Primo de Rivera,
fundador de la Falange.
Carmena frenó el retiro de símbolos y
anunció que elaborará un marco normativo que regule la aplicación de la ley.
Tres días de amarga discusión, amenazas de juicio y tormenta política fueron
suficientes para convencerla de que hay temas que es mejor no agitar demasiado.
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