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Bienvenidos amables amigos y consecuentes lectores de nuestra................. COLUMNA DE PAPEL

Blog de Juan Yáñez, desde San Juan de los Morros, Venezuela....

LA FINALIDAD DEL PRESENTE BLOG ES PARA EXPRESAR IDEAS, COMENTAR LO QUE CONSIDERAMOS DIGNO DE ELLO Y HASTA PARA DECIR LO INCONVENIENTE SI FUERA NECESARIO...




APUNTES SOBRE EL OCIO Y LA OCIOSIDAD


Juan Yáñez

Si consultamos el diccionario, -cosa que aconsejamos hacerlo a pesar de que estemos seguros de conocer perfectamente el significado de las palabras- nos asombraremos de que en muchas oportunidades descubriremos que nunca se termina de aprender.

En el Diccionario Enciclopédico Espasa Calpe, leemos con referencia al ocio: “Cesación de trabajo, inacción o total omisión de hacer una cosa / Descanso, reposo / Diversión u ocupación quieta, especialmente en obras de ingenio, porque éstas se toman regularmente como descanso de mayores tareas.

He aquí una definición clara y orientada hacia la natural disposición humana. Según este enunciado y precisamente en el texto que se muestra en negrita y en particular lo que hemos destacado en azul, el hombre como artífice de si mismo y con cualidades cognitivas suficientes para disponer de su universo creativo, antecede el ocio a la actividad.
Esta definición no es nueva. Aristóteles en su tiempo dijo: “El ocio es el principio de todas las cosas”.

 Oportuno para ratificar la afirmación aristotélica es el trascendental testimonio que reveló Einstein sobre la circunstancia fortuita en que descubrió la célebre formula que dio paso a la física moderna.

“Una afortunada jornada después de una mañana muy agotadora llegué a un frustrante punto cero en mis investigaciones. Tomé mi almuerzo, luego me recosté para descansar brevemente antes de continuar con mi trabajo. Ya en la cama, entre vigilia y sueño vi claramente durante un instante la formula proyectada en el techo raso de la habitación: E=M.c2 e inmediatamente la anoté en mi libreta. A partir de allí por esa feliz eventualidad pude dilucidar paulatinamente y con certeza la Teoría de la Relatividad.


También se interpreta como ocio, el tiempo libre que disponemos para poder realizar actividades de nuestro agrado. Las diversiones, los deportes, los espectáculos artísticos, el compartir con la familia y amigos, las actividades intelectuales o espirituales y todo aquello que nos complace, nos entusiasma y nos motiva.

Si consultamos ociosidad, tomaremos una de las definiciones más breves y a la vez más acertadas sobre la palabra: “Estado que consiste en malgastar el tiempo, en no hacer nada de provecho”.

Esta última descripción parece decir claramente que la ociosidad es definitivamente un vicio. De tal manera que ociosidad para este diccionario puede presentar según nuestro entender, dos facetas. Una es no hacer absolutamente nada y la otra no hacer nada de provecho.

No hacer nada puede significar muchas cosas. Sin embargo el significado más atinado identifica plenamente a los flojos profesionales que son aquellos que solo están para comer, dormir y rascarse. Y solamente eso harían, porque si omitieran las dos primeras, se les iría la vida.


 Asimismo no hacer nada puede admitir un estado que solo es ocioso en apariencia. Ejemplo de ello es la actitud contemplativa de puntual actividad espiritual inspirada por los seres de luz. Igualmente los filósofos o pensadores están activos cuando se hallan inmersos en sus reflexiones.

También el estudiante que oye atento una clase de un profesor. O aquel que espera paciente y circunspecto una decisión trascendental. Es pertinente incluir igualmente a aquellos -no fáciles de encontrar- de carácter prudente que permanecen en silencio y solo hablan cuando es necesario, que viven en paz con Dios y con todo el mundo. En fin, son inacabables los ejemplos de esta actitud que reiteramos son solo en apariencia ociosas.

Nos falta todavía añadir a aquellos que descansan merecidamente reponiendo fuerzas después de realizadas sus tareas y esta es una forma sana de disfrutar del ocio. El solo hecho de no hacer nada para aquellos que son activos supone una función que está asociada y es adjunta a la laboriosidad.

La otra faceta que nos falta describir está emparentada con el pecado capital de La Pereza, que es no hacer nada provechoso. Es la más abominable cualidad del ocioso, quien al aburrirse de no hacer nada se esfuerza en hacer daño a lo que se encuentra a su paso siempre que no dé mucho trabajo.
Es el holgazán inútil que nunca ha trabajado y que desconoce el esfuerzo y la dedicación de aquellos que luchan para ser valiosos para si mismos y para los demás.
Son los hombres y mujeres de mérito, que sostienen una familia, que la protegen, le dan sustento, la educan, la preparan para vida y por sobre todo la aman.

Aquellos buenos para nada que la sabiduría popular los conoce bien y los punza sin piedad con sus burlas, son los que en muchos lugares de trabajo les advierten mediante un visible letrero que dice: SI NO TIENE NADA QUE HACER NO LO HAGA AQUÍ.

Todas estas reflexiones amigos lectores nos llevan a confirmar que el ocio bien entendido es algo definitivamente ajeno a la ociosidad y a los ociosos…


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Publicado en el Diario La Antena de San Juan de los Morros, Venezuela el 04.04.10