EL TRIUNFO DEL SOCIALISMO DEMOCRÁTICO

Juan Yáñez

Publicado en el Diario La Antena de San Juan de los Morros, Venezuela el 13 de mayo de 2012.

                                                       En Francia ha triunfado el socialismo, un   socialismo liberal, que se diferencia abismalmente del “socialismo” vernáculo de inspiración cubana que pretenden imponernos, lleno de embustes y definitivamente alejado de los principios más elementales de la democracia. Los ciudadanos franceses votaron mayoritariamente en una  segunda vuelta, por el socialismo tradicional, que intentará enfrentar con la mayor efectividad a los movimientos de derecha, que sustentan políticas taxativas para solventar el apuro económico actual de la Unión Europea.  París festejó el pasado domingo un acontecimiento político que pretende ser un adalid para una Europa en crisis. Las esperanzas de muchos se han encaminado a la propuesta de un hombre que luce como un garante de la estabilidad económica, tan necesaria en el viejo continente. François Hollande, un veterano político de 57 años fue electo presidente de Francia y mostró su victoria como una indoblegable voluntad de poner fin a las políticas de austeridad que asolan a toda Europa. "En todas las capitales, más allá de los jefes de gobierno y de los jefes de Estado, hay pueblos que gracias a nosotros esperan, miran a nosotros y quieren terminar con la austeridad", expreso Hollande, luego de que le sea  confirmado su triunfo. Lo hizo ante sus seguidores que se hicieron presentes  en la simbólica  Plaza de la Bastilla, en la capital francesa, cuna de la desobediencia  política más trascendental de todos los tiempos, la Revolución Francesa. Hollande se convertirá a partir del 15 de mayo del presente año, en el segundo presidente socialista de la V República Francesa  que fundara Charles De Gaulle en 1958.  El primero fue François Mitterrand, que gobernara desde 1981 a 1995. Permanecerá en el cargo durante cinco años al frente de una nación que forma parte de la Unión Europea e integra recíprocamente con Alemania  los principales socios comerciales; ambos constituyen el motor económico de la Unión. Hollande puso énfasis en afirmar que será “el presidente de todos los franceses”.  “Europa nos mira. En el momento en que el resultado fue proclamado, estoy seguro de que en no pocos países europeos se sintió un alivio, una esperanza, la idea de que por fin la austeridad no puede ser una fatalidad", declaró previamente en la localidad de Tulle donde votara. Sin duda, esta reflexión es acertada, según el criterio de varios analistas internacionales. Francia representa una potencia a nivel económico que gravitará en las decisiones que se avecinan en una Europa convulsionada por la crisis. No solo estarán pendientes de sus providencias las naciones de la Unión, sino el mundo entero, ya suficientemente golpeado por la inestabilidad de los mercados.  La canciller alemana Merkel, una defensora de la política de austeridad fiscal, se encontrará con un rival de peso en el ámbito económico. Hollande es partidario de una oportuna mesura ante la rigidez de las medidas encaminadas hacia una excesiva estrechez. También en los procesos que se avecinan, es perentorio notar que Francia es la quinta economía mundial, que sus fuerzas diplomáticas y militares están entre las mayores del mundo y que es poseedora de una notable influencia en lo que se da en llamar “zona euro”, en estos momentos en una grave y generalizada crisis. La opinión del nuevo presidente francés y de muchos otros en el continente es que la austeridad fiscal echó por tierra al crecimiento económico y puso en primer plano la recesión, producto del desempleo en toda Europa. Todos los gobiernos de la Unión guardan esperanzas de que las ideas de Hollande reviertan la influencia alemana para enfrentar la crisis. Sin embargo no todo se enfoca de esa manera. Recientemente la publicación británica The Economist, hizo una crítica a los conceptos económicos de Hollande y advirtió “que si Francia fuera el próximo país de la zona euro en entrar en problemas, la misma supervivencia de la moneda común estaría en duda”. También la revista advirtió, “que Francia arrastra un déficit fiscal desde hace 35 años, tiene un Estado que cuenta por 56% del PIB y un desempleo "corrosivo", en torno a 10%”. A pesar de ello otros observadores dan cuenta de la importancia industrial, la alta tecnología y la eficiencia en servicios y en infraestructura que poseen los franceses,  en nada comparable con otras economías de la región, que lucen complicadamente rescatables. Es entonces, amigos y consecuentes lectores, que a pesar de pertenecer todo ello a un mundo diferente al nuestro, donde se manejan  crisis de disímiles naturalezas, forma parte de la globalización generalizada, que interactúa en todos los escenarios de la economía del planeta. Nuestros problemas son también de complicada solución; fundamentalmente luchamos por rescatar la democracia y que se cumpla la letra que se haya impresa en la Constitución. Las esperanzas son factibles, queda en nosotros el valor y la perseverancia necesarias para reclamar por nuestros derechos; irrenunciable objetivo que debemos asumir con la mayor voluntad y convicción. Pasen un agradable domingo, amigos todos.