EL MUNDO ESPERA LA SALIDA DEL SOL
Juan Yáñez
Publicado en el Diario La Antena de San Juan de los Morros, Venezuela, el 20 de mayo de 2012
Hace muchos años, escribimos
un artículo para una publicación sureña, con el mismo título que contiene la
presente nota. En aquella época de mucha inestabilidad política en el sur del
continente y pocas esperanzas de cambio,
surgió una expectativa que imaginamos podría revertir la viciosa
atmósfera en que estaban restringidas las libertades. Está claro que éramos
jóvenes y exageradamente optimistas por razones propias de la edad. Sucintamente,
en aquel momento, el destino echó por tierra
las expectativas de cambio que considerábamos imprescindibles para establecer
la estabilidad política. Subordinados entonces a un largo yugo político, precisamos
que de todo se aprende y fieles a esa
premisa, no quedó otra que asimilar, entre otras cosas, que no basta el
entusiasmo, a pesar de ser una loable virtud, para llevar adelante las ideas. Aprendimos también que todo en la vida tiene
su momento y el porvenir es regulado convenientemente por reglas de juego de
naturaleza desconocida, que escapa a nuestra comprensión. Hoy día, al igual que
ayer, la sociedad humana se mueve en una miscelánea de ideas y propósitos. La
gran mayoría encaminada hacia la integración, la pluralidad y la tolerancia.
Algunas de ellas confrontan entre sí, otras se adaptan para convivir y tolerarse
y la mayoría logra compartir pacíficamente, en medio de un reciproco respeto. Existen
también posiciones de naturaleza extrema, que son por demás incoherentes,
desacertadas, inconsultas y por supuesto violatorias de la dignidad y de los
derechos humanos. Sin necesidad de apartarnos de la región, precisamente
ubicados en esta patria, podemos perfectamente justipreciar, que otrora esta
tierra fue, más bien, que mal, una democracia formal y legítima, suficientemente
aceptable y por supuesto, absolutamente perfectible. Un refugio solidario para los
muchos que huíamos de la instabilidad de la región. Hoy el escenario luce distinto, aquello que fue, ya no es y lo
que es, contrasta con lo que fue. A pesar, de que el mundo jamás habrá de ser perfecto,
la mayoría de los países del orbe están mucho más cercanos entre sí, más
comunicados y tienden a una mayor coincidencia política, social y económica.
Sin embargo existen aún, liderazgos intolerantes, auto impuestos, de engañosas
ideas, tomadas de patrones decadentes que han contaminado a países de la región
y también a otros, con ideas que tienen como prioridad cercenar las libertades.
Volviendo a lo propio, es necesario señalar que las cosas en Venezuela continúan
anárquicas, por más que el gobierno pretenda mostrar una imagen positiva del
país. Continuamos en nuestras notas, repitiendo una y otra vez, que se ha llegado a un grado de deterioro en todos los
órdenes, como nunca antes se había visto.
Todo ronda en un caos, en una incapacidad apabullante, en una crisis
social política y económica de proporciones, aún no suficientemente evaluadas y
cuantificadas. Y si ello no alcanzare, para llegar al desbarajuste generalizado,
la desinformación se convirtió en estos últimos tiempos, en una cuestión de
estado que hace que lo supuesto y lo imaginable tengan plena cabida. Imposible precisar donde se encuentra la
verdad, porque no existe en lo absoluto la mínima, necesaria y veraz
información, imprescindible condición para gobernar en democracia. Propios,
ajenos y toda la comunidad internacional, sólo alcanzamos a atisbar, sin precisar
nada, solo queda imaginar lo posible. Todo se maneja en una maraña de
suposiciones que no dan la menor
claridad sobre la grave enfermedad del presidente, un secreto irresponsablemente
guardado. Las informaciones carecen de fidelidad; un denso entresijo envuelven la
realidad y las conjeturas se disparan. Los voceros del gobierno lucen al igual
que todo lo demás: Escasamente informados. Del mismo modo, el cerco de la
desinformación los atrapó sin remedio. Improvisan lo que imaginan hay que
decir, sin consultar, cada uno por su lado y así medra el desconcierto. Por
otra parte, en sus bases partidistas, se hallan inmersas en rivalidades,
intereses, estrategias y cuanta cosa se les ocurra para no quedar varados en el
banquillo de los suplentes, a la hora de las decisiones. El panorama luce cada
vez más complicado y existe la
suposición de que Chávez no esté en aptitud de ser el candidato del oficialismo,
ante las próximas elecciones presidenciales. La mayor inquietud se encuentra en el seno del
partido de gobierno. Desde hace ya tiempo no es un secreto que se libra entre
sus integrantes una gigantesca batalla. Son demasiadas tendencias, liderazgos,
caudillismos e intereses. Su máximo líder, en sus ausencias hacia Cuba, se
esfuerza en persuadir los ánimos, los insta vía twitter y otros medios
electrónicos, a la unidad, sin ser escuchado. Desde allí también gobierna,
20 mayo 12violando los preceptos de la carta magna y convirtiendo las decisiones de su
mandato en dudosas o írritas. Del mismo modo influyen negativamente en
Venezuela, los inconfesables intereses que parten del motor de la llamada revolución
bolívariana, el castrismo. Los
hermanos Castro, instigadores de muchos de los desmanes que nos asolan, no quieren
perder los emolumentos con que sostienen su régimen y como sanguijuelas se aferran para
conservar su vigencia. Es cosa irrefutable que las
decisiones gubernamentales en Venezuela partan del designio de este dúo
nefasto. Los integrantes de las bases
del PSUV, a pesar de no ser tenidos en cuenta, no han perdido las esperanzas de
ser oídos, ellos anhelan escoger a sus líderes. Desconfían hasta del mismo
Chávez, enfermo, disminuido y fuertemente influenciado por la revolución
cubana. La hora de la verdad se acerca; la
cordura, la prudencia, el valor y la
constancia serán necesarios para que emerja la legitimidad y el orden
constitucional se consolide. Hagamos de ello un preciso salvoconducto y así nuestra
esperanza esta vez no se malogrará. No olvidemos que no estamos solos, el mundo
entero aguarda un nuevo amanecer, el mundo
espera la salida del sol. Pasen un feliz domingo, queridos amigos…