La vida te da sorpresas, sorpresas te da la vida ¡ay, Dios!...
Juan Yáñez
Publicado en el Diario La Antena de San Juan de los Morros, Venezuela el 29 de abril de 2012
La salsa no ha sido nunca nuestro fuerte, sin embargo no dejamos de
reconocer su vigencia en la cultura popular. Canciones hechas, muchas de ellas con
buen gusto, por músicos reconocidos, que inspirados en el inconfundible “son” de origen cubano, con el agregado
de música caribeña y otras latinoamericanas, en conjunción con el jazz dieron
como resultado el nacimiento de un pegajoso ritmo al que se le llamó salsa. En la década de los 70, un
músico de origen panameño, compositor talentoso, también cantante y a
posteriori político, llamado Rubén
Blades alcanzó la fama con canciones de contenido social. Recordamos una de
ellas, cuya letra hace alusión a las circunstancias no previstas que el destino
tiene con aquellos que se arrogan atributos y se consideran invulnerables. Precisamente
el título de la nota de este domingo, lo tomamos de la letra de una conocida
canción salsera que hiciera furor en su época, que interpretara el propio Rubén
Blades y que lleva por título “Pedro
Navaja”. Personaje éste, que ya trajimos en otra oportunidad a la columna, descrito
en la canción como matón de esquina, a quien el destino le sorprende con una
muerte jamás sospechada. También el título satiriza el desenlace del bravucón y
obra como precisa moraleja. Las personas de bien, han aprendido a ser corteses, solidarias, amigables
y desarrollaron el respeto y la prudencia. De allí se origina la cordura que forma parte del equilibrio
emocional, necesaria condición para relacionarnos. Toda persona íntegra no
ignora que su calidad humana depende de su conducta y de la forma en que la ejercita.
Solo aquellos que por nacer alterados,
faltarles educación, o no dispuestos a ella, equivocan su propósito y se
transforman en confundidos personajes llenos de soberbia y engreimiento. Ejemplos
los hay a montones en la historia universal. Desde Atila, que se creyera
superlativamente invencible y en una tregua de una batalla agonizara sorpresivamente
en el transcurrir de una noche, y muriera de una simple hemorragia nasal; hasta Napoleón, uno de los
más capaces militares de la historia, que derrotado y hecho prisionero en
Waterloo, pereciera envenenado con sucesivas dosis de arsénico en la isla de Santa
Elena, donde fuera confinado en la mayor soledad posible. Jamás imaginaron
estos personajes que creyeron tener el mundo en sus manos, que todo tiene su
epilogo y que difiere descomunalmente de sus aspiraciones. El mismísimo Adolfo Hitler,
quien solo le bastaba el puño para
enardecer a las multitudes, llevar a cabo sus atrocidades y que imaginara haber
creado un imperio que dominaría al mundo por mil años, no pasara de la ínfima
cuenta de apenas doce y terminara su vida disparándose un tiro. Aquellos que presumieran de grandes siempre
los ha habido y su grandeza jamás dejó de ser efímera y fugaz, con el agravante
que cuanto más alto han llegado, más difícil fue sustentarse y más estrepitosa
su inevitable caída. La prudencia es la madre de la cordura y la hija de la
entereza. La sorpresa llegó también a los súbditos españoles, quienes jamás
hubieran imaginado que su rey fuera tan irresponsable de irse a cazar
elefantes, sin haberlo participado y en medio de una crisis económica de
magnitudes aún impredecibles. Lo malo de todo ello reside que la monarquía le
cuesta al ciudadano común, dinero de su bolsillo que el rey dilapida en algo
tan frívolo e innoble como la muerte de
animales protegidos, que a nadie hacen daño. Mal ejemplo para todos en especial
para los niños, tan sensibles emocionalmente, que no son capaces de comprender
que se mate por deporte a animales bondadosos y sociables. También por estos
lares la sorpresa también hizo su agosto en pleno abril. Las declaraciones del
ex magistrado Eladio Aponte Aponte, han causado un revuelo de proporciones. Puso al descubierto la verdad inocultable,
suficientemente conocida, más no declarada. Reveló un tenebroso escenario donde la justicia no es
justicia, sino una serie de componendas, pervertido hasta lo inimaginable. Un
mundo de miserias donde la mentira es la soberana absoluta. Imposible encontrar
en el seno de este gobierno un punto de luz, todo se desplaza en un oscuro
subterráneo, ruin y abyecto donde la perversidad es ejercida por un grupo de
pillos. Ahora solo nos queda la esperanza de que la sorpresa les llegue y les
muestre el rigor de la justicia. El alma en pena de Pedro Navaja ronda por
Venezuela, tratando de aleccionar o advertir ante tanto delito que a diario
aquí se comete, ella carga sus culpas y ya ha aprendido que el crimen es una
mala inversión y un peor negocio. Pasen un agradable domingo, amigos
todos…
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