Juan Yáñez
Publicado en el Diario La Antena de San Juan de los Morros, Venezuela, el 29 de enero de 2012
La Biblia tiene citas a raudales sobre los males que el pueblo judío hubiera de soportar en el transcurso de su largo peregrinar. Entre tanta adversidad se destaca la pobreza, consecuencia de otras adversidades, algunas de ellas por causas naturales y lidera esta tribulación al azote del hambre. Es entonces que en busca del alimento, los judíos se vieron obligados a ocupar las tierras fértiles del Gosen en el delta del Nilo; allí sembraron sus semillas en suelo fértil, se desarrollaron los frutos de la tierra, los cosecharon, saciaron el hambre, hicieron acopio y prosperaron. Sin embargo aún faltaba otro mal, para arrogárseles, tan dañino como las calamidades naturales, siendo éste de condición política: El faraón de Egipto, viendo que acrecentaban y prosperaban, los redujo a la esclavitud. A partir de allí comienza para el pueblo elegido de Dios las más grandes vicisitudes que pueblo alguno hubo de soportar, aún hasta nuestros días, su estabilidad por causas geopolíticas, se ve constantemente amenazada. Todo ello, amigos y consecuentes lectores nos sirve de introito para glosar sobre la pobreza y su probable inmediata consecuencia, la miseria. Ambas son calamidades que azotaron desde los albores de la vida y que a pesar de tantos mecanismos para erradicarlas aún siguen vigentes y amenazan a la humanidad toda. Para la CEPAL (Comisión Económica para América Latina y el Caribe) organismo que colabora con los estados miembros de las Naciones Unidas, define a la pobreza como un “Síndrome situacional en el que se asocian el infraconsumo, la desnutrición, las precarias condiciones de vivienda, los bajos niveles educacionales, las malas condiciones sanitarias, una inserción inestable en el aparato productivo, actitudes de desaliento y anomia, poca participación en los mecanismos de integración social, y quizás la adscripción a una escala particular de valores, diferenciada en alguna medida de las del resto de la sociedad” No incluye, -estimamos- por razones de pusilanimidad política, -a que nos tiene acostumbrados la ONU- las causales de tanta incuria provocada por los gobiernos que han empobrecido a sus pueblos bajo excusas de falsas panaceas políticas. Ejemplos en la región abundan y a pesar del desgaste y la incapacidad se mantienen y aún prosperan. El más nefasto y atroz ha sido y aún es, el régimen cubano y también el que más ha salpicado a la región con sus formulas dolosas y vejatorias de los derechos humanos.
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| La imagen de un demonio... |
Lamentablemente en nuestra patria ha asentado su garra perversa de manera inimaginable y ha conducido a la nación por un derrotero de menguas que se aquilatan día a día. Suficiente referencia para este juicio (la pobreza) es el incierto destino que el gobierno nacional le ha dado a los extraordinarios ingresos que hemos recibido por la explotación petrolera y sin embargo todo ello se ha convertido en sal y agua. ¿Cuánto se hubiere podido hacer con ese dinero para mejorar la calidad de vida de nuestro pueblo? Se podría haber comenzando por educar, formar ciudadanos y desarrollar políticas sustentables de desarrollo económico. En cambio se politizó a un pueblo desmesuradamente con equivocadas doctrinas, con aludes de promesas la mayoría de ellas incumplidas y se le defraudó con falsas esperanzas de bienestar y progreso. Se incumplieron los preceptos constitucionales, las leyes; se mancilló y persiguió hasta el escarnio a aquellos que cuestionaran los propósitos oficiales. Todo ello en detrimento y perjuicio de la libertad, de la institucionalidad y los valores democráticos. Se sumió a la nación a un despotismo sin igual, sumido en corrupción, en la tergiversación de los valores y en un sin fin de proyectos desquiciados. Incalculable es el daño patrimonial y moral causado. La pobreza no solo constituye la escasez o nulidad de bienes y servicios, sino que comprende la precariedad o carencia de las libertades cívicas, que conllevó a la supresión de muchas garantías; comenzando por el derecho a trabajar dignamente. La población en Venezuela se ocupa en alto porcentaje en labores de naturaleza marginal.
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No quedando otra alternativa posible por el desempleo que se ha enquistado en la nación, entre tantas causas, iniciada por el desprecio y la aniquilación gubernamental al medio productivo nacional. Se ha destruido el aparato productivo, con un afán político irracional. Se pretende con un “socialismo” a ultranza, totalmente desorientado, incompetente, atrasado e inoperable. De la misma manera el gobierno nacional se ha alejado de las buenas razones de estabilidad jurídica dejando dudosa cualquier iniciativa económica de carácter privado. La pobreza se manifiesta irremisiblemente cuando la riqueza que sustenta a las economías es atacada hasta el cansancio y degradada hasta su desintegración. Al escasear la inversión, desaparece el empleo y la economía se asfixia. En consecuencia se esfuman los recursos y lo que viene es pobreza que se transforma en miseria. Es la hecatombe social más perniciosa, que orada y degrada a la condición humana y que ha perseguido a los pueblos en innumerables oportunidades de la historia. Cruentas guerras, revoluciones, devaneos, producto de la irracionalidad gobernante, originaron estas tragedias sociales que no dejaron más que desesperanza y dolor. Es entonces amables amigos, necesario luchar de la manera más expedita y entusiasta para sustentar el futuro de la patria. Oportuno y preciso será el próximo 12 de febrero; que con el favor de Dios se establecerán las pautas y el camino hacia la restitución de los valores menguados por irracionalidad gobernante. Pasen un feliz y plácido domingo, amables amigos…
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| Rosainés Chávez, la hija del presidente Chávez mostrando los dólares malhabidos... Material gráfico: avantiragazzicolombia.blogspot.com rportero24.com noticierodigital.com aldeanoglobal.blogspot.com |
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