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Bienvenidos amables amigos y consecuentes lectores de nuestra................. COLUMNA DE PAPEL

Blog de Juan Yáñez, desde San Juan de los Morros, Venezuela....

LA FINALIDAD DEL PRESENTE BLOG ES PARA EXPRESAR IDEAS, COMENTAR LO QUE CONSIDERAMOS DIGNO DE ELLO Y HASTA PARA DECIR LO INCONVENIENTE SI FUERA NECESARIO...




UN MILAGRO DE NAVIDAD…


Juan Yáñez

Publicado en el Diario La Antena de San Juan de los Morros, Venezuela el 26 de diciembre de 2011
                                               
                              Si nos preguntaran, si creemos en los milagros, sin dudar un instante responderíamos que sí. Es más,  estamos absolutamente convencidos de que los milagros suceden a diario, que son obra y gracia del Creador. Muchas personas también creen, otras no tanto y aquellos que se consideran escépticos, transitar por el camino de la vida puede ser una experiencia desalentadora. Creer en Dios es una conquista de inconmensurable valor, que nos servirá principalmente para superar los trances más tristes  o dolorosos que muchas veces la existencia trae consigo. Los momentos más amargos pueden superarse con la resolución que emana en aquellos mortales que han desarrollado la Fe. Dudar es perfectamente racional, porque este mundo, con acontecimientos, tan desmesurados e incontrolados donde impera la hostilidad, la violencia, la intolerancia y otras tantas malignidades nos hacen creer que Dios se ha apartado de su creación, que nos ha abandonado, desprotegido, traicionado.  No.., amables amigos y consecuentes lectores, de ninguna manera…, Dios está y estará tan vigente, como lo estuvo el primer día de la Creación… Ese convencimiento que nos hace confiar en su presencia eterna  e infinita, es el resultado de la suma de dos virtudes:  FE Y ESPERANZA. Ambas son imprescindibles para la vida y ellas nos dan  entusiasmo, energía, capacidad para luchar y nos harán merecedores de aquello que es insoslayable en toda existencia: Descubrir la importancia de vivir.  Por esa conquista  es imperioso luchar para ser mejores cada día.  Existe un relato interesante y emocionante, absolutamente verídico, que está inspirado en una historia que  publicamos tiempo atrás y que en esta oportunidad volvemos a reeditar. Es fundamentalmente una semblanza sobre la vida y  hay en él una evidencia del cuidado infinito del Creador hacia nosotros. Dice así…: María, (es el nombre de la protagonista) era una joven mujer, que enferma de tuberculosis se hallaba postrada en una cama de un hospital. Su gravedad era extrema y se la consideraba desahuciada. Había contraído la enfermedad, por contagio de su esposo, quien desconocía estar enfermo cuando con ella se casó. La tuberculosis de él,  era moderada y no requería internación. Sin embargo a ella, el bacilo se alojó en un lóbulo inferior  de un pulmón y formó allí una caverna de imposible acceso. Se desestimaron los procedimientos quirúrgicos para alcanzar la zona afectada por lo complicado de la operación y el estado de debilitamiento extremo de la enferma. Se intentó un recurso no-quirúrgico, con la esperanza de ayudar a que la naturaleza eliminara la cavidad y hubo de suspenderlo por la intolerancia y el riesgo de muerte de la paciente. Ya no se intentó nada más,  para ese entonces, había perdido mucho peso, tenía una fiebre constante y un decaimiento general que presagiaban un desenlace irremediable. Su médico conciente de haber agotado todos lo procedimientos que la ciencia médica disponía en aquellos años  y sin otra alternativa que esperar la voluntad de Dios, fue sincero con María. Ella agotada y entregada, con una triste sonrisa aceptó su inexorable destino… Más, con lágrimas en los ojos suplicó al galeno que la dejara pasar la próxima Navidad en su casa, si todavía seguía con vida. El médico se inquietó, por la aspiración de María. Su enfermedad era altamente contagiosa, aunque no para su esposo que ya enfermo era inmune, pero sí,  para dos  pequeñas hijas de ambos que vivía en la casa, junto a su padre. El doctor compadecido, prometió a María que pasaría la Navidad con los suyos. Aceptó a pesar del grave riesgo de contagio a que se exponían las personas que se relacionaran con la enferma, por la sencilla razón de creer a cabalidad, que la paciente  no sobreviviría para aquella fecha……..Para sorpresa de todos, María sobrevivió, aunque muy  desmejorada y casi moribunda. El médico preocupado y sin otra alternativa que cumplir la promesa, autorizó a María a pasar la  Nochebuena en su casa. Le advirtió que no debía tocar a nadie y hablar cubriéndose la boca ante todas las personas, con la excepción de su marido….Regresó al hospital el día de la Navidad, por la tarde. Volvió a su cama, a su agonía, a su esperar la muerte… Su estado se complicaba día a día. Al poco tiempo su aspecto era impresionante, había bajado de peso, tanto que había quedado en piel y huesos. Empezó a padecer nauseas y otros síntomas propios del embarazo. Su médico dudó, dado su estado de debilidad, que hubiere sido fecundada. A pesar de ello ordenó los exámenes pertinentes y para el asombro de todos, dio positivo. Se consideró la inconveniencia de la gestación, pero  por la gravedad de su situación se aceptó su evolución, con el convencimiento de que su organismo rechazaría al feto. La salud de María empeoraba y se tenía la certeza de que más temprano que tarde, moriría…Un par de meses después, María comenzó inesperadamente a mejorar, descendió la fiebre, empezó a comer con apetito, aumentó de peso, ante la sorpresa de todo el hospital. Una radiografía reveló que el crecimiento  la cavidad se había detenido. A poco otra placa confirmó la causa. El diafragma de María, empujado por la criatura, hacía presión sobre el lóbulo enfermo y ocasionaba que las paredes de la cavidad se unieran y sanaran. ¡Su hijo la estaba salvando!... Cuando alumbró, ya estaba lo suficientemente recuperada para atender a su bebé, quien nació vigoroso y sano. Pocos  meses después mejoró y fue capaz de volver a su casa y hacer una vida normal……Es entonces consecuentes lectores, que sucedió el milagro…., la ciencia no fue  ajena a ello,  porque ella se nutre de ÉL.., quien con  su gracia y voluntad alcanza y supera los límites de aquello que consideramos imposible…  Pasen queridos amigos con la mayor de las dichas, este domingo de Navidad…