Gato y Mancha. Historia de dos caballos…
Juan Yáñez
Publicado en el Diario La Antena de San Juan de los Morros, Venezuela el 21 de agosto de 2011
Especial para el Diario La Antena. (Buenos Aires, 17.08.2011)
¡Caballito criollo del galope corto,/ del aliento largo y el instinto fiel / ¡Caballito criollo que fue como un asta para la bandera que anduvo sobre él!/ ¡Caballito criollo que de puro heroico/ se alejó una tarde de bajo su ombú,/ y en alas de extraños afanes de gloria/ se trepó a los Andes y se fue al Perú!
Es esta la fascinante historia nos cuenta de una hazaña sin par, llena de gallardía, tesón y aventura que protagonizaran dos caballos y su jinete durante una travesía sorprendente. Sabíamos de ella desde hace tiempo y por las actuales circunstancias se nos refrescó la memoria precisamente al volver a encontrarnos en el Museo de Transporte de Lujan, con los cuerpos embalsamados de aquellos intrépidos corceles. Ciertamente es una anécdota de excepcional alcance en la memoria de esta nación donde nos hallamos y su contenido guarda relación con las tradiciones de todos los pueblos americanos. El caballo ha sido siempre para nosotros y para muchos, el animal que con más afecto hemos respetado desde la niñez y hasta hoy día; muy a pesar de habernos criado en la ciudad, lejos de las sabanas, de las praderas y de los senderos recios del campo, maravilloso espacio donde estos cuadrúpedos son esenciales e irremplazables. Ello bien lo saben muchos de ustedes, amables amigos y consecuentes lectores, especialmente los que han nacido y se han formado en el ámbito rural de la sabana. Por la Historia conocemos que el caballo era inexistente en América antes de que el conquistador español arribara a estas costas. Los antepasados de nuestro caballo criollo llegaron en sus naves desde la península y se componían de varias especies de origen indo europeo, enrazadas principalmente con las de origen árabe. Ello dio lugar a que se formaran nuevas razas entre las que se destacaron los caballos bereberes, andaluces, el hispano-árabe y otros. Al llegar estos ejemplares a América se volvieron a mezclar para dar inicio al Caballo Criollo, (los norteamericanos le llaman Mustang, palabra que proviene del español: mesteño, que es sinónimo de cerril) que se extendiera por todo el continente; desde las praderas norteamericanas que eran habitadas por los indios Pieles Rojas, de diversas tribus, hasta el sur de continente, en la Patagonia , tierras habitadas por los indios Tehuelches y de otras tribus. El caballo criollo está dotado de una gran fortaleza física por poseer un enorme desarrollo muscular, una extraordinaria resistencia demostrada en las más diversas condiciones climáticas y en terrenos de diferente tipo y riesgo. Por todo ello han sido muy apreciados por el indio y posteriormente por el blanco que trajera la civilización. Prueba de todas estas virtudes la dieron dos ejemplares de este linaje, de Caballos Criollos, llamados Gato y Mancha, que enorgullecieron a este país y a la gran patria hispanoamericana en el transcurrir de la tercera década del siglo veinte. Vamos ya la historia, amables amigos; dejaremos que nuestros amigos de galeon.com, nos relaten la hazaña que tiene como protagonistas a los anteriormente nombrados, Gato y Mancha que durante una travesía que duró 3 años, 4 meses y 6 días cubrieron el recorrido de unir Buenos Aires con Nueva York. <Don Felipe Solanet y su señora Emilia G. Testevín, fueron los precursores de esta raza y fundan la estancia (establecimiento ganadero) "El Cardal". (Ayacucho, Pcia. De Buenos Aires, Argentina) En1911, el Dr. Emilio Solanet, selecciona y trae del sudoeste del Chubut (provincia del sur Argentino) un notable lote de padrillos y yeguas indias de las manadas criollas marca del Corazón, célebres animales pertenecientes a la tribu de los indios tehuelches Liempichún. Don Emilio le regala dos caballos al profesor suizo Aimé Félix Tschiffely: Gato (16 años) y Mancha (15). Tschiffely estaba convencido de la fortaleza de los rústicos y nada estilizados caballos criollos, y quería demostrarlo, y un 24 de abril de 1925 el Caballo Criollo entraría en la historia, pues desde Buenos Aires comenzaba una de las travesías más famosas del siglo. Partieron de la Sociedad rural de Palermo, en Buenos Aires. Durante el viaje cruzaron varias veces la Cordillera de los Andes, y fue en esos cruces donde mayores dificultades encontraron. Sobrepasaron los 5900 mts. s.n.m. (batiendo record de altura) en el paso El Cóndor, entre Potosí y Chaliapata (Bolivia) y soportaron temperaturas de 18° bajo cero. Recorrieron 21500 Km distancia que separa a la ciudad de Buenos Aires de Nueva York y conquistaron el récord mundial de distancia. El viaje se desarrolló en 504 etapas con un promedio de 46,2 Km por día. Más de tres años después de haber salido de Buenos Aires, Tschiffely con Gato y Mancha arribaron a la ciudad norteamericana el 20 de Septiembre de 1928. Al entrar en Nueva York por la Quinta Avenida -cuyo tráfico paró en su homenaje- la recorrió por entero hasta llegar al Palacio Municipal donde los recibió el Alcalde Mayor Walker, quien ante el Embajador Argentino, Dr. Manuel Malbrán y otros personajes le entregó la Medalla de Oro de la ciudad. Mancha y Gato murieron en 1947 y 1944, respectivamente. Fueron cuidados hasta su muerte por el paisano Juan Dindart, en la Estancia El Cardal. Hoy se encuentran embalsamados, en exposición en el Museo de Luján, Dr. Emilio Udaondo de la República Argentina ”. Interesante y nostálgica historia de los valientes, fieles y amados caballos criollos de nuestra América toda. Pasen un feliz domingo, amigos…