Antonio José de Sucre |
LA PATRIA ANTE TODO…
Juan Yáñez
Publicado en el Diario La Antena de San Juan de los Morros, Venezuela, 09 de junio de 2012
Los hechos históricos, amables amigos y consecuentes lectores, siempre
pueden ser tema de plática, cuando relacione o fuere necesario, principalmente en niños, jóvenes y hasta para
aquellos que han dejado esas etapas. También cuando haya algunos que nos complazcan escuchándonos,
teniendo, eso sí, la prudencia de no
caer en el patrioterismo, -una
actitud grotesca y supina, demasiado extendida en políticos vulgares, o mal
formados, o de otra sinecura. La Historia de Venezuela es portadora
de páginas de mérito y valentía que mantienen por todo lo alto el patronímico
nacional y otras honras que ayudan a consolidar el necesario sentimiento patrio
que le es menester a cualquier ciudadano. Patria es la tierra donde nacimos, o que
adoptamos, donde vivimos; donde nos formamos, trabajamos, compartimos,
engendramos hijos, logramos llevar a una familia adelante con la mejor
disposición y esperanza. También es nuestra identidad, nuestro plausible
orgullo y nuestro más genuino sentimiento nacional. Por ello y por mucho más,
es necesario que se la ame, se la respete y como consecuencia de ello, emprender
lo que sea esencial, para dignificarla, custodiarla y sostenerla. La Historia se encuentra siempre a
nuestra disposición, en cualquier volumen impreso dedicado a ella; solo basta
estar animados a su lectura, una interesante forma de suscribirnos a las crónicas
y el ulterior análisis de los acontecimientos pretéritos. Ese es el camino
adecuado para realzar los valores de la
nacionalidad y del mismo modo hacer evidentes sus lados oscuros, si los
hubiere, para su observación y
correspondiente evaluación. Por ello
será imperioso que todo ciudadano, en especial
los educadores y también los que les corresponde formar, no dejar pasar
las oportunidades de mencionar aquello que nos
honre y del mismo modo, -en caso contrario- nos sirva para la enmienda o
la corrección. A propósito de ello
viene al caso la efeméride del pasado lunes 4 de junio, en que se
conmemoró, un aniversario más de la
trágica muerte de uno de los héroes más insignes de Venezuela, el Mariscal Antonio José de Sucre. Con
el ánimo de ilustrar, por medio de la crónica, incluimos
la nota necrológica que publicara la
Gaceta de Colombia el 4 de julio de 1830, en Bogotá, exactamente un mes
después de omnímodo atentado en que perdiera la vida: el héroe citado.
“El 4
de junio de 1830, día viernes, muy temprano por la mañana, Antonio José de
Sucre toma el camino de su cita final. En el sendero estrecho a Cabuyal, en la
montañas de Berruecos, cuatro asesinos contactados por José María Obando lo
esperaban. Ellos eran: Apolinar Morillo, venezolano, Andrés Rodríguez y Juan
Cruz, peruanos, y Juan Gregorio Rodríguez, de Tolima, Colombia. Cuando pasa la
comitiva, una voz grita: ¡General Sucre! El joven general de apenas 35 años de
edad, voltea y en el acto suenan los disparos. Solo pudo oírsele: ¡Ay balazo! Y
cayó muerto el novel general cumanés, víctima de las intrigas y las ambiciones.
Al conocerse la noticia, Bolívar, lleno de dolor, exclama: “Se ha derramado,
Dios excelso, la sangre del inocente Abel…”
El destino, ineludible sino, pudo más que la voluntad de lucha por la
causa independentista y acaba con la vida de uno de los más singulares
patriotas latinoamericanos. Un venezolano de pura cepa, que había nacido en
Cumaná en el seno de una familia distinguida y de tradición militar. Fue un
hombre educado dentro de los principios de la disciplina y el arrojo que
consolidan al fuero castrense; un ejemplo de
vocación a las armas, aunado con el profesionalismo más idóneo y
competente. Su corta vida fue acompañada
por un permanente ajetreo que correspondía con su gestión militar, actuando con
la mayor probidad, valentía, lealtad sin tacha y una honorabilidad en lo
personal estimable y poco común. Prueba
de ello se evidencia en la última carta que escribiera a Simón Bolívar, fechada en Bogotá el 8 de
mayo de 1830, menos de un mes antes de su muerte, que dice así: "No son palabras las que pueden
fácilmente explicar los sentimientos de mi alma respecto a Vd.: Vd. los conoce,
pues me conoce mucho tiempo y sabe que no es su poder, sino su amistad la que
me ha inspirado el más tierno afecto a su persona. Lo conservaré, cualquiera
que sea la suerte que nos quepa, y me lisonjeo que Vd. me conservará siempre el
aprecio que me ha dispensado. Sabré en todas circunstancias merecerlo. Adiós,
mi general, reciba Vd. por gaje de mi amistad las lágrimas que en este momento
me hace verter la ausencia de Vd. Sea Vd. feliz en todas partes y en todas
partes cuente con los servicios y con la gratitud de su más fiel y apasionado
amigo". Queda entonces en nosotros, amables amigos, desarrollar la
capacidad de comprender el verdadero
significado del vocablo PATRIA.
Lamentablemente, esa dichosa palabra ha sido excesivamente manoseada,
vilipendiada y desacreditada a través de todos los tiempos y utilizada por
aquellos que se acunaron en el poder para cometer acciones en detrimento de la
misma y los que en ella viven. Sucre fue un venezolano de excepción, capaz de
la integridad y la moralidad más absoluta, un hombre digno y valiente como
pocos, que en la Historia Nacional descuella, en contraposición a algunos otros
de deshonrosa consideración. Estamos en
tiempos decisivos y es necesario consolidar el sentimiento patriótico, para discernir lo apropiado y conveniente para que Venezuela
logre desasirse del oprobio y la corrupción en que se haya sumergida. La
historia siempre será testigo de lo que acontezca e implacable juez a la hora
de dictaminar. Pasen un agradable
domingo, amigos todos