El Teatro Colón o cuando la Música se viste de gala…
Juan Yáñez
Publicado en el Diario La Antena de San Juan de las Morros, Venezuela el 11.09.2011
Especial para el Diario La Antena. Buenos Aires, 06.09.2011
Buenos Aires ostenta el envidiable privilegio de poseer una de las salas de música más perfectas del mundo, que fuera inaugurada en 1908, con la representación de la célebre ópera “Aída” de Verdi. Nos estamos refiriendo, queridos amigos, al Teatro Colón y por muchas razones también está considerado entre uno de los cinco mejores teatros dedicados a la representación operística. Se encuentra en pleno centro de la capital argentina y su edificio responde al estilo combinado del neorenacentismo italiano, con el barroco francés, donde abundan los dorados y los tonos escarlatas. Su capacidad está cercana a las cuatro mil localidades. A punto de finalizar el 2006, el edificio y las instalaciones fueron sometidos a un amplio y cuidadoso proceso de restauración, donde se respetaron las pautas originales en grado superlativo. Asimismo en esa oportunidad se dotó al teatro de un equipamiento tecnológico de última generación, que lo modernizó y por sobre todo logró conservarle la relevante acústica que le distinguió siempre. La obra exigió una inversión considerable y demandó más de cuatro años su realización. Reabrió sus puertas en ocasión de los festejos del Bicentenario Argentino, el 24 de mayo de 2010. Su conformación edilicia, es decir el solar donde están asentados sus cimientos, comprende 8.200 metros cuadrados , asimismo forma parte de los monumentos históricos más importantes de la ciudad. Cuenta con siete niveles en torno a la sala, que presenta forma de herradura al estilo italiano. El escenario posee una boca de escena, considerada entre las de más anchura, con un ancho de 34 metros y una profundidad de 35. La cúpula interior de la sala pintada inicialmente por el artista francés Marcel Jambon y que se dañara por filtraciones en 1930, fue reemplazada por otra pintura que realizara Raúl Soldi, un reconocido artista argentino en 1966. En su centro se encuentra una araña de 700 luces, que tiene la particularidad de poder ser descendida por medio de poleas para el cambio de los bombillos fundidos. El foyer (hall de entrada) es de una gran amplitud y una lujosa decoración digna de ser elogiada, del mismo modo las salas contiguas como el Salón Dorado, el Salón Blanco y el Museo que exhibe, entre otros elementos, el vestuario que utilizaron algunas importantes figuras de la lírica internacional.
Asimismo el edificio alberga varias entidades, como lo es el Instituto Superior de Arte, el Centro de Experimentación Musical, la Biblioteca , especializada en el rubro musical y principalmente los talleres que conforman varias secciones dedicadas la mayoría de ellas a la producción artística. En esta sección se realizan casi todos los elementos necesarios para las representaciones, que van desde el vestuario a la escenografía, pasando por el mantenimiento, cuidado, manufactura y reparación. En lo concerniente a la actividad específicamente artística, hemos de indicar que reconocidos compositores tuvieron la oportunidad de estrenar y dirigir sus propias obras y al teatro le cupo el honor de presentarlos. Entre ellos figuran personalidades como Igor Stravinski, Pietro Mascagni, Manuel de Falla, Camille Saint-Saens, etc. Entre los que se ocuparon de la dirección orquestal y entre los solistas que allí actuaron, sobresalen Arturo Toscanini, Arthur Rubinstein, Leonard Bernstein, Wilhelm Furtwangler, Friedrich Gulda, Pablo Casals, Yehudi Menuhin, etc. Entre los cultores del bel canto de épocas pasadas, sobresalen figuras legendarias como Enrico Caruso, María Callas, Tito Schipa, Lily Pons, Renata Tebaldi, etc.; y entre los principales representantes del ballet, encontramos a Anna Pavlova, Margot Fonteyn, Rudolf Nuretev, Alicia Alonso, etc. Sería interminable nombrar a todas de las luminarias que se han presentado en su más de 100 años que transcurrieron desde su inauguración. Días pasados tuvimos ocasión de visitar el teatro y acceder a algunas de sus dependencias. Asistimos también al ensayo lumínico de la opera de Debussy: Pelleas et Melisande y posteriormente a su representación. Una interesante puesta en escena y unos intérpretes de alto nivel que lograron realzar el interés de la obra .Ya como palabras finales, tomamos las expresiones del apreciado amigo, Rodrigo Peiretti, un excelente regisseur, actor y dramaturgista, conocedor a fondo de la sala, quien nos dice: “Monumento histórico, casa de arte, congregación de artistas y de devotos, cita con el mundo de la Ópera, el Ballet y los Conciertos, lugar de aprendizaje, el Teatro Colón en un encuentro con la exquisitez estética del tiempo que pasó. Sus salones palaciegos, las arañas, el mobiliario, los vitrales, los murales, las esculturas hacen del Teatro una reliquia invaluable. Pero el Teatro Colón no es sólo una suerte de museo, es un Teatro vivo y en sus entrañas esconde más de 1000 empleados repartidos entre los cuerpos estables artísticos: Orquesta, Coro, Ballet y Actores Figurantes”. Es entonces queridos amigos y consecuentes lectores que de esta manera nos despedimos hasta la próxima semana y deseamos como es costumbre, un feliz y plácido domingo…