Juan Yáñez
Publicado en el Diario La Antena de San Juan de los Morros, Venezuela el 13.02.2011
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| Felipe Calderón, Presidente de Máxico |
Todo bebedor que se precie no ignora la inconveniencia de mezclar bebidas alcohólicas. Si se comienza bebiendo ron, -por ejemplo- no es adecuado continuar con whisky. La rasca puede ser de pronóstico y no existe nada más deshonroso para un correcto caballero que terminar borracho. Ya habrán suficientemente advertido, amigos y consecuentes lectores, que la presente nota tiene que ver con el alcohol y las consecuencias que resultan de su dependencia y su inapropiado consumo. Pero nuestra intención es ir un poco más allá sin apartarnos del tema, como bien el título lo sugiere. Tan inconveniente es mezclar bebidas entre sí, como relacionar el alcoholismo con la libertad de opinar.
Todo lo expuesto deriva de una supuesta adicción alcohólica de un gobernante y las ulteriores consecuencias que afectan a su gestión de gobierno. Ustedes amables amigos se preguntarán, con toda razón, a quién se atribuye esa trasgresión. Ya para allí vamos; partiremos de una noticia de rigurosa actualidad que perturba y pone en tela de juicio al correcto ejercicio de la democracia en un país latinoamericano. Es un tema político de vieja data y que nunca deja de estar en el tapete. Asiduamente ocupa y preocupa a la comunidad mundial aquello que atenta con el libre ejercicio de la libertad de expresión. La noticia es la siguiente: “México, 07.02.2011 (EFE). La empresa mexicana de radio y televisión, Multivisión anunció hoy el despido de la periodista Carmen Aristegui por transgredir el código de ética al divulgar una información que fue considerada como un rumor”.
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| Carmen Aristegui |
Un vocero de la estación agregó: “En nuestro código de ética nos comprometemos a rechazar la presentación y difusión de rumores como noticias. La Sra. Aristegui el viernes pasado trasgredió nuestro código ético y al negarse a ofrecer como le solicitara la empresa una disculpa pública, decidimos dar por terminada nuestra relación contractual”. Lo que la empresa no aclaró son las razones que la llevaron a la ruptura de la relación, sin embargo las mismas están lo suficientemente esclarecidas y provienen un escandaloso suceso acaecido en la Cámara de Diputados de México, que se desarrollara en pleno debate. Los diputados de la bancada opositora al gobierno denominada Partido del Trabajo, arremetieron contra los diputados oficialistas desplegando una pancarta en la que hacían alusión al supuesto alcoholismo, nada menos que del presidente de la Nación Mexicana
Esta acción derivó en una riña entre oficialistas y opositores que luego de empujones e insultos que no pasaron a mayores, se dio por finalizada la sesión. Es entonces que luego de publicada la crónica del suceso por la prensa, la periodista Carmen Aristegui, -una de las comunicadoras de mayor relevancia y credibilidad del país- en su programa radial hace referencia al impasse con su particular estilo respetuoso y mesurado, se hace la siguiente pregunta:
“¿Tiene o no Felipe Calderón problemas de alcoholismo?” Y continuó: “No es la primera vez que se habla de este tema, de un presunto alcoholismo de Felipe Calderón. Si usted es usuario de las redes sociales, por ejemplo, pues en ese circuito de comunicación de la sociedad mexicana es frecuente ver expresiones que aluden esa circunstancia que no podemos corroborar. Debería realmente la propia Presidencia de la República dar una respuesta clara, nítida y formal al respecto. No hay nada de ofensivo, me parece, cuando alguien, si es que fuera el caso atravesara por un problema de esta naturaleza. El alcoholismo, que es un fenómeno de salud muy estudiado muy conocido, requiere tratamiento”.
Luego del incidente con la periodista, Multivisión intentando cuidarse en salud aseguró que la libertad de expresión es “fundamental para la democracia de cualquier país”. A posteriori, agregó: “Los conductores de MVS (siglas de Multivisión) seguirán gozando de la libertad de expresión que nuestra Constitución otorga” A todo ello la Oficina de la Presidencia , el pasado miércoles desmintió que el presidente tenga problemas de salud. Anteriormente un colega y amigo de Aristegui, llamado Javier Solórzano puntualizó, a propósito del incidente: “Creo que hoy la libertad de expresión es determinada por la concesionaria de los medios, presionados por el gobierno. Aristegui habló a su manera abiertamente sobre un tema privado de un personaje público. Fue su decisión”.
Interesante y digna de consideración es la presente eventualidad que pone en tela de juicio a la democracia mexicana. Su máximo representante últimamente ha descendido en las encuestas de popularidad a niveles nunca antes vistos. No es posible tapar el sol con un dedo. Un gobernante es una figura pública que debe ser absolutamente transparente. Su vida privada se limita casi a cero cuando ejerce su mandato. Es correcto que así sea porque su responsabilidad cobra una dimensión de plena identificación con el cargo que ejerce. Con toda seguridad el asunto no se quedará solo en el suceso y traerá cola. Ya no es posible transgredir la ética y salir indemne en el ejercicio de la democracia. Un mandatario que ocupa la primera magistratura de una nación está obligado a aclarar los rumores que se pueden originar sobre su persona y sus actos y así despejar las dudas que no lo favorecerán por la desconfianza que ello origina en sus gobernados. El supuesto alcoholismo del presidente Calderón es un tema ya trillado y que fuera tratado en el 2006, por el columnista Álvaro Cepeda Neri, que confiesa que le llegaron numerosas informaciones sobre su supuesta adicción, lo suficientemente explícitas que hasta detallaban los licores a los que era afecto… Pasen un feliz día.
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