¡DUELE EN EL ALMA! “El Curriculum del chofer”, por Cesar Miguel Rondón
DolarToday
/ Nov 9, 2015
@ 6:00 pm
El pasado
viernes fui con mi hija María Bárbara a Valencia, a la Feria Internacional del
libro de La Universidad de Carabobo (Filuc). El motivo del viaje era que
Bárbara iba a presentar, en el marco de la Feria, su libro “Soy Bárbara, soy
especial”, de manera que para mí esta visita a la Filuc estaba cargada de
orgullo y emoción. La editorial Planeta, que edita a Bárbara, nos envió un
carro con un chofer para que nos trasladase a Valencia.
Cuando
bajamos de casa, el chofer, un hombre alrededor de los 50 años, alto, espigado,
de lentes y con incipiente calvicie, sale del carro y nos saluda. ¿Cómo está
señor Rondón? Mucho gusto, le digo yo. Y reparo en que estaba leyendo un libro
voluminoso con un titulo increíble: “La guitarra rasgada del siglo XVII”. ¿Qué clase
de chofer lee un libro como este?
Se me
presenta y me dice que él es musicólogo. ¡Ah qué bien! Vamos a tener una buena conversación durante el
viaje. Pero el detalle estuvo en que me obsequió, de inmediato, sabiendo que me
llevaría a Valencia, un libro de su autoría, generosamente dedicado y firmado:
“50 años de musicografía caraqueña 1870-1920” . Editado por la Universidad Central de
Venezuela. Consejo de Desarrollo Científico y Humanístico. Firmado por Hugo
Quintana.
Hugo
Quintana fue mi chofer a Valencia.
En la
solapa de su libro aparece su curriculum:
Hugo J.
Quintana M.
Profesor en
Ciencias Sociales. Mención Historia. UPEL. Magister de Historia de Venezuela en
la Universidad Católica Andrés Bello. Doctor en Humanidades en la Universidad
Central de Venezuela. Realizó sus estudios musicales en los conservatorios en
la capital del país donde egresó como ejecutante en guitarra clásica y director
coral. Ha realizado una amplia labor docente en materias afines a su formación,
tanto en conservatorios como en institutos de educación superior. Es profesor
investigador de la Universidad Central de Venezuela. Además se ha desempeñado
como Jefe del Departamento de Música. Coordinador de la Maestría de Musicología
latinoamericana. Director de la Escuela de Artes y representante profesoral
principal ante el Consejo de la Facultad de Humanidades y Educación.
Actualmente es Coordinador de la extensión de la misma Facultad. Fue miembro de
la Junta Directica de Fundes y Cofundador y Director de la revista de la Sociedad
Venezolana de Musicología. Ha participado como ponente en diversos congresos
musicológicos nacionales e internacionales. Y es autor de un importante número
de artículos que buscan reconstruir la memoria musical del país.
Premio
Municipal de Música 2009. Mención de Honor. 2010 Edición del Bicentenario.
Premio de Investigación de la Facultad de Humanidades y Educación de la
Universidad Central de Venezuela 2010.
Ese es un
curriculum como para estar legítimamente orgulloso. Y Hugo Quintana puede estar
muy orgulloso de lo que ha logrado en su corta vida. Pero a mí me da mucha
vergüenza, inmensa vergüenza como venezolano, que un hombre con este curriculum
haya sido mi chofer de Caracas a Valencia. Porque, según confesó Hugo, con una
par de carreras como esas, hacía bastante más de lo que él gana para vivir
siendo un académico de Venezuela.
Un país en
el que ocurre esto es un país lamentable, un país que da vergüenza y tristeza.
Y es bueno que lo sepan los culpables que nos llevaron a tan penosa situación.
cesarmiguelrondon.com
/ Cesar Miguel Rondón
La herencia de Ingmar Bergman
EL BLOG
OPINA
Poco tenemos que opinar de este rara
avis de la especie humana que ya no se ha dicho en más de sesenta años de
actividad artística. Sin lugar a dudas fue Bergman una personalidad
sobresaliente aunque hasta el día de hoy de difícil diagnostico, hasta para los entendidos o calificados
especialistas; para aquellos que por sus conocimientos se les oye o se les lee
con interés. Nos referimos a los que poseen
la capacidad crítica necesaria para descubrir, soslayar, intuír a un artista
excepcional, con demasiadas aristas aún por advertir. No podemos dejar en el tintero aquel viejo refrán que lo enaltece e identifica sobradamente: "Genio y figura hasta la sepultura". Ingmar Bergman estaba hecho del mismo molde de que están hechos los grandes, aquellos que no pasan inadvertidos porque guardan relación sus existencias con los propósitos de la vida. Inapreciables individualidades que han sido creadas para que la existencia siga su curso y propicie la natural evolución de sus designios.Sin embargo nada de ello viene gratis y nuestro protagonista no fue la excepción. En la década de los 50
había en el mundo entero muy pocos quienes supieran escribir sobre Bergman con
algún acierto en las crónicas de cine de importantes medios informativos.
Muchos críticos luego de ver “Un verano con Mónica” la primera película con alguna
importancia comercial, les costó opinar sobre una
de las tomas protagonizada por Harriet
Andersson, por el
contenido erótico mostrado para la época y en general en la producción del
film. De igual forma, difícil fue determinar si había buen gusto o no, en la calidad cinematográfica de la cinta. Por
ello demoraron la
entrega de sus comentarios a las redacciones, por el simple temor a meter la
pata. Muchos de ellos, en su incapacidad no se animaban ni a escribir una letra
hasta leer a colegas supuestamente más calificados.
Lo cierto es que estábamos en presencia del
advenimiento de uno de los principales genios del Séptimo Arte. Bergman no solo
estaba empezando a hacer cine de primera
magnitud, sino que lo estaba "inventando" desde otra perspectiva, inmensamente genial y desconocida
hasta entonces. JY.
Dos
puntas tiene el camino
Lilian Fernández Hall
El genial
cineasta sueco Ingmar Bergman fue, sin lugar a dudas, un alma atormentada. Hijo
de un pastor luterano, creció rodeado de símbolos religiosos y fue inducido
desde niño a las lecturas bíblicas, lo que seguramente influyó en su constante
necesidad de explorar el laberinto de las pasiones humanas. Como creador, supo
plasmar estas inquietudes en sus películas, dando vida a obras que ya se
consideran clásicas. Películas como Persona, Gritos y susurros, La fuente de la
doncella, El séptimo sello y Fanny y Alexander son reconocidas películas de
culto en todo el mundo.
A pesar
de haber tratado con maestría el tema del desgaste emocional que la institución
del matrimonio significa para muchas personas (“Escenas de la vida conyugal”),
Ingmar Bergman no dudó en casarse. Y no una vez, sino cinco. Mantuvo además
otras dos largas relaciones amorosas que no se formalizaron en matrimonio.
Producto de estas relaciones fueron sus nueve hijos, engendrados con seis
mujeres diferentes.1
Contrariamente
a su imagen profesional de genio atormentado, en su vida privada gustaba
Bergman de asumir el rol de padre de familia, y con frecuencia reunía a todo su
clan en reuniones celebradas en su casa de la isla de Fårö, en el distrito de
Gotland. Esposa y ex esposas, hijos, nueras, yernos y nietos, de varias edades
y procedencias, compartían festividades, cumpleaños y navidades en una a todas
luces envidiable armonía.
Fårö, una
idílica isla de playas blancas de arena caliza, fue el refugio que el artista
necesitó para concentrarse en la creación y sentirse en armonía con la
naturaleza. Allí se estableció Bergman desde finales de los años ‘60 y allí
construyó lo que él sentiría como su hogar. Varios detalles harían de su casa
un lugar único: un hogar a leña diseñado por él mismo, una biblioteca de 6.000
volúmenes, una sala de proyecciones, un cuarto de meditación, etc. De a poco
fueron surgiendo otras viviendas más pequeñas alrededor de la vivienda
principal, las cuales serían utilizadas como refugio para escribir o para
recibir a la familia y otros invitados. Finalmente, formaron lo que se llamó la Villa Bergman , que
cuenta con cinco viviendas dispersas en una extensión de aproximadamente 34 mil
hectáreas.
Fårö Un
genio solitario
Ingmar
Bergman detestaba la publicidad, y a medida de que pasaban los años se retraía
más y más del “ruido” exterior. Los escasos vecinos de Fårö respetaban
ciegamente la voluntad del artista, y se encargaban de despistar a los turistas
que de vez en cuando llegaban a la isla con la esperanza de gozar, al menos, de
una fugaz visión del genial cineasta. Para desilusión de los visitantes, pocas
veces se cristalizaban estos deseos.
Bergman
fue activo en su profesión hasta una edad muy avanzada y en sus últimos años
colaboró con relativa asiduidad con el Teatro Real de Suecia, poniendo en
escena varias piezas, muchas veces versiones teatralizadas de sus películas
anteriores. Ingmar Bergman falleció el 30 de julio del 2007 (el mismo día que
el cineasta italiano Michelangelo Antonioni), a los 89 años de edad.
Como
corresponde a un artista y pensador que constantemente merodeaba el tema de la
muerte, Bergman tuvo siempre muy presente la suya propia. Ya en el año 1995, el
cineasta sueco escribió su testamento, legalmente certificado por dos testigos:
toda su herencia: sus propiedades, sus muebles y objetos privados, los archivos
con todo el material cinematográfico; todo debería subastarse al mejor postor.
El dinero acumulado se repartiría luego, por partes iguales, entre sus nueve
hijos. Como él mismo lo expresaría, “sin peleas, sin discusiones, sin
sentimentalismos”. Nada para sus ex mujeres, sus demás familiares, ni para los
amigos. Todo debería venderse y pasar sin intermediarios a manos de los hijos.
Quien sea
dado a la especulación podría sospechar una cierta sonrisa burlona desde el
cielo de los cineastas. Con nueve hijos de seis diferentes madres, esto no
significaba en absoluto una sucesión sin conflictos. Nueve adultos con
diferentes opiniones e intereses. ¿Qué se haría de la herencia de Bergman?
¿Sería realmente cuerdo dispersar los objetos, que por sólo pertenecer al
artista gozaban de un valor excepcional? La biblioteca, el archivo de
películas, las propiedades, ¿todo a manos del mejor postor? Las opiniones eran
diversas y el debate no tardó en ocupar las primeras planas de los periódicos.
Linn
Ullmann El sueño empieza a cobrar forma
La
escritora noruega Linn Ullmann, hija menor de Ingmar Bergman, fue la primera en
hacer pública la idea de su padre de fundar un centro de creación artística y
literaria en la isla de Fårö. El mismo Bergman soñaba con convertir su vivienda
y las demás instalaciones de su propiedad en una suerte de punto de encuentro
de cineastas, músicos, fotógrafos, actores y escritores; donde pudieran
originarse proyectos, ideas, manuscritos y todo tipo de expresión creadora.
Muchos allegados al cineasta confirmaron esta visión que, sin embargo, nunca
pasó de ser una expresión de deseos durante la vida de Bergman. Luego de su
muerte, las discusiones entre los hermanos fueron siempre amistosas, pero con
tantas voluntades apuntando hacia distintos proyectos e ideas, no hubo manera
de ponerse de acuerdo.
Linn
Ullmann se empeñó en luchar para que lo que su padre había construido en Fårö
no se dispersara en manos de coleccionistas excéntricos. Ella misma vendió su
lujosa mansión en Oslo para tener un capital con el cual salvar algunas de las
“reliquias” de su padre, pero entendió en seguida que sería imposible. Las
pertenencias del director sueco irían a remate a través de las casas de
subastas más prestigiosas de Suecia y de toda Europa. La publicidad a través de
los medios elevarían los precios a niveles inimaginables. En un último intento
desesperado, Ullmann escribió un largo artículo en un periódico noruego, donde
proponía una fundación siguiendo el espíritu que su padre había imaginado. Un
centro cultural sin fines de lucro que diera apoyo y refugio a escritores,
artistas, músicos y creadores de todas partes del mundo. Los planes estaban
listos, lo único que faltaba era quien financiara los sueños.
Pasó un
tiempo y no se habló más de la fundación. Bukowskis, la casa de remates de
antigüedades y objetos de arte de más prestigio de Suecia se encargó de la
subasta de los efectos personales del cineasta (336 objetos: muebles, libros,
archivos de películas y todo tipo de objetos), mientras que las inmobiliarias
Residence de Estocolmo y Christie’s de Londres se ocuparon de la venta de las
propiedades. El 28 de septiembre de 2009 se realizó la subasta de Bukowskis,
abierta a todo público, la cual atrajo a una multitud de interesados con reales
posibilidades de adquisición, más un sinnúmero de curiosos. Periodistas de todo
el mundo siguieron las ofertas. Uno tras otro fueron desapareciendo, bajo el
martillo del rematador, los objetos más preciados del director sueco: los seis
mil volúmenes de su biblioteca, el escritorio firmado por el prestigioso
diseñador de muebles sueco Carl Malmsten, el viejo sillón de cuero de Charles y
Ray Eames, la legendaria mesita de luz de madera barnizada de blanco, donde el
cineasta solía escribir, al despertar, el producto de sus sueños; el tablero y
las piezas de ajedrez con que la
Muerte juega una partida con Antonius Block en El séptimo
sello e infinidad de objetos que, al haber pertenecido al cineasta, doblaron el
precio de mercado. Las personas que realizaban las ofertas eran, como es usual
en las subastas de arte o de objetos muy valiosos, enviados especiales de
empresas o acaudalados especulantes. La pregunta que todos se hacían era: ¿en
manos de quién o quiénes quedaría el patrimonio cultural bergmaniano?
El
gobierno sueco, fiel a sus principios, había aclarado desde un principio que no
ofertaría dinero de los contribuyentes en la subasta, decisión que fue muy
criticada por muchos sectores culturales del país. En un período de crisis
económica global, no surgía tampoco ningún donante dispuesto a aportar los
medios necesarios para que la herencia cultural del cineasta permaneciera en
Suecia. La comuna de Gotland registró una fundación con el propósito de
recaudar fondos, pero muy pronto se dieron cuenta de que era imposible
recolectar las sumas necesarias para la compra de no sólo los objetos
pertenecientes al director, sino sobre todo las propiedades. Como último
intento desesperado, la fundación publicó anuncios en diversas revistas de cine
de los Estados Unidos, para interesar al mundo de Hollywood. Todo sin
resultado.
Hans Gude
Gudesen El mesías noruego
Cuando ya
todo parecía perdido y la opinión pública sueca lamentaba la dispersión del patrimonio
cultural bergmaniano, llegó la noticia insólita e inesperada. El millonario
noruego Hans Gude Gudesen había financiado la compra de las pertenencias de
Ingmar Bergman y tenía también la intención de adquirir las propiedades en
Gotland, para hacer realidad el sueño del cineasta. El artículo de Linn Ullmann
en el periódico noruego había conmovido profundamente al excéntrico millonario,
quien inmediatamente partió de incógnito a Fårö y quedó deslumbrado por la
atmósfera mágica de la bella isla, en la costa este de Suecia. Unos meses
después, se concretaría la venta de las propiedades a la fundación que Gudesen
crearía, y que quedaría en manos de Linn Ullmann y una serie de personas
allegadas al cineasta.
De un día
para otro, el interés público por la figura del noruego se hizo enorme. Hans
Gude Gudesen, de 59 años, es arqueólogo de profesión pero ha amasado una
fortuna en el campo de la informática. Gudesen es conocido como empresario e
innovador, y es dueño y fundador de Opticom, una empresa que se especializa en
innovaciones en las posibilidades de almacenar información. Gudesen es conocido
como un empresario serio e idealista, más interesado en el progreso tecnológico
en sí que en la fortuna que su trabajo le ha deparado. No suele dar
entrevistas, y vive relativamente aislado en la ciudad de Fredrikstad, a
orillas del fiordo de Oslo.
Tanto la
casa de subastas Bukowskis como las de ventas de propiedades estaban al tanto
de las intenciones del millonario noruego, quien permaneció anónimo durante el
remate y dejó que cuatro representantes ofertaran, para evitar la publicidad.
Gudesen no quería dar a conocer sus planes hasta que las propiedades no
estuvieran definitivamente en manos de la planeada fundación. Ninguno de los
objetos o las propiedades adquiridas por el millonario noruego pasarán a ser su
propiedad privada, sino que fueron adquiridas a nombre de la Fundación Villas
Bergman en Fårö (The Ingmar Bergman Estate on Fårø, como es el nombre oficial
en inglés) que tendrá como directora a la política sueca Inger Harlevi,
presidenta de la comisión cultural de la comuna de Gotland, quien desde un
principio apoyó activamente el proyecto de Linn Ullmann.
Durante
el invierno europeo (enero-abril), las propiedades serán puestas en
condiciones, y a partir de la primavera se iniciará la mudanza de objetos y la
reconstrucción de ambientes, basados en fotografías y recuerdos de los
allegados a la familia. Para el verano, la directora de la fundación espera
inaugurar el centro, dando a conocer el nombre de los estipendiados y las
actividades a realizarse.
El precio
por hacer realidad el sueño de Bergman no se ha hecho público, pero se calcula
que, entre los objetos pertenecientes al artista y las propiedades, Gudesen ha
invertido cerca de diez millones de dólares. Los seguidores de Bergman en
Suecia y en el mundo entero pueden agradecerle a un acaudalado idealista
noruego que el patrimonio cultural del genial cineasta se mantenga vivo y que
su sueño, lentamente, se convierta en realidad.
Nota
Los nueve
hijos de Ingmar Bergman (IB) son: Lena Bergman (63 años, actriz, hija de IB y
la coreógrafa Else Fisher), Eva Bergman (62 años, directora de teatro y
televisión, casada con el conocido novelista Henning Mankell, hija de IB y la
bailarina, coreógrafa y directora de teatro Ellen Hollender), Jan Bergman
(fallecido en el 2000 a
los 53 años, director de teatro, hijo de IB y Ellen Hollender, lo suceden sus
dos hijos como herederos), los mellizos Anna y Mats Bergman (59 años, ambos
actores, hijos de IB y Ellen Hollender), Ingmar Bergman jr. (56 años, piloto,
hijo de IB y la traductora y doctora en filosofía Gunvor Hagberg), Maria von
Rosen (48 años, escritora, hija de IB e Ingrid Karlebo von Rosen), Daniel
Bergman (45 años, director de cine, hijo de IB y la pianista Käbi Laretei) y
Linn Ullmann (41 años, escritora, hija de IB y la actriz Liv Ullmann).
Reseña del autor
Lilian Fernández Hall

Trailer "Un Verano con Mónica" (www.youtube.com/watch?v=gYBf9ZPdizY)
Rafaél Bolívar Coronado, el escritor de los 600 seudónimos
Juan
Yáñez
Imposible no
recordar a este personaje pintoresco en esta fecha en que se cumplen 130 años
de su nacimiento.
Rafael Bolívar Coronado sorprende con
suficientes razones para ser incluido en la historia anecdótica venezolana. Su
mayor atención radica en ser el autor de la letra de “Alma Llanera”, el conocido
y apreciado joropo que para muchos venezolanos, cuando lo oyen lejos de la
patria, acongoja el espíritu hasta las lágrimas y es considerado el himno
nacional extraoficial de Venezuela.
Rafael Bolívar Coronado, Había nacido en
Villa de Cura, estado Aragua, el 6 de junio de 1884 y con firme aptitud
literaria se dedico desde temprana edad a la escritura. La poesía, la narrativa
y el ensayo tuvieron merecido reconocimiento en Caracas al publicársele en 1912
sus notas en la revista El Cojo
Ilustrado y en los diarios El Universal y El Nuevo Diario.
En 1916, llega a oídos de Juan Vicente
Gómez, “Alma Llanera”, pieza musical que
forma parte de una zarzuela homónima compuesta por Pedro Elías Gutierrez que
fuera estrenada 1914 y decide premiar al autor de la letra. Es entonces que
Bolívar Coronado parte en 1916, hacia
España becado por el “Ilustrísimo”.
Es en la madre patria donde da comienzo
el caos literario y existencial de nuestro personaje. Escribe y publica lo
propio, pero emplea para ello seudónimos, con los cuales otorga autoría a
importantes escritores venezolanos y como legítimos los vende a las editoriales.
Hasta a Rufino Blanco Bombona, quien se
dedicaba en Europa al negocio editorial, engaña Bolívar Coronado, al venderle,
obras de su pluma, que atribuye a Rafaél María Baralt y a Agustín Codazzi.
Innumerables son estas disparidades de este escritor, que sin duda atribuibles a trastornos de personalidad que malograron su vocación.
Innumerables son estas disparidades de este escritor, que sin duda atribuibles a trastornos de personalidad que malograron su vocación.
Muere en Barcelona el 31 de enero de
1924, víctima de una epidemia de gripe.
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Rafael Bolívar Coronado, un
personaje como pocos
CORREO DEL
CARONÍ CIUDAD GUAYANA 07.06.2013 Rafael Marrón
González
Un hombre con más
de 600 nombres
El
escritor Rafael Ramón Castellanos en su libro “Un hombre con más de seiscientos
nombres”, realiza un trabajo de investigación sobre los seudónimos literarios
de Bolívar Coronado así como sobre las obras propias que atribuyó apócrifamente
a escritores verdaderos de su tiempo, como Diego Albéniz de la Cerrada , Rafael María
Baralt, Luis Felipe Blanco Meaño, Agustín Codazzi, Daniel Mendoza, Mateo
Montalvo de Jarana, Juan de Ocampo, F. Salcedo y Ordóñez, fray Nemesio de la Concepción Zapata ,
L. Zamudio Bailivián, Arturo Uslar Pietri, entre otros.
Para quitarle las
telarañas a las muelas
En el
capítulo correspondiente a “Intimidades de Bolívar Coronado”, Castellanos
publica una correspondencia que éste le envía al crítico español Julio Cejador
Frauca: “He ganado aquí unos 180 duros, haciéndole cuentos para niños a (la Editorial ) Sopena y dos
antologías de poetas ecuatorianos y bolivianos a Maucci. Estas antologías las
hice en poco menos de veinte días; ¡considere usted cómo habrán quedado! Mas,
estos horrendos pecados me los absolverá usted al evocar el principio alemán
cuando el brusco levantamiento de Bélgica: la necesidad carece de ley. Y más si
se entera usted que yo carecía de todo. También recordará usted al gran López
que en horas veinticuatro, hacía comedias malas para el teatro. (...) Que mucho
pues, que yo comido de hambre, eche mano a las antologías y le quite las
telarañas a las muelas”.
Su obra literaria fue
extensa
Además de
la zarzuela Alma Llanera, fue autor de María del Rosario (1915), Letras españolas
(primera mitad del siglo XIX) (1918), La gran Florida (1918), Los Chapas (Río
de la Plata y
Paraguay) (1918), Los desiertos de Achaguas, Llanos de Venezuela (1918), Los
caciques heroicos: Paramaiboa, Guaicaipuro, Yaracuy, Nicaroguán (1918), El Llanero:
estudio de sociología venezolana (1919), Memorias de un semibárbaro (1919),
Nueva Umbría: conquista y colonización de este reino en 1518, Misiones de Rosa
Blanca y San Juan de las Galdonas en 1656 (1919), Parnaso boliviano (1919) y
Parnaso costarricense (1921), entre otras muchas.
La mujer
de Bolívar Coronado narra la vida del escritor
Doña
María Noguera, en carta del 3 de febrero de 1983, anota: “Llenaba y llenaba
cuartillas como tentado por una enfermedad. Cuando estaba en ese trance no era
posible importunarle porque explotaba su humor. Le hablaba y como que no oía.
Solamente lo sacaba de sus profundidades golpeándole suavemente sobre los
hombros y se enojaba, aunque la molestia significaba recordarle que había
pasado ocho o diez horas sin ingerir alimento y sin moverse de la pequeña mesa
escritorio.
De la prensa vivía
“Era
frecuente que escribiese hasta cinco artículos por día. Los enviaba a los
periódicos. La Vanguardia ,
El Día Gráfico, Diario de Comercio, El Diluvio, para la edición de El Sol de Madrid
dedicada a Aragón y Cataluña; El Comercio Catalán, El Tiempo de Alicante, El
Noticiero Universal y La
Publicidad. No se preocupaba por saber si aparecían. De los
pocos duros que deparaba este trabajo me ocupaba yo, pues él estaba distanciado
del administrador de El Diluvio todo el tiempo y en los demás periódicos y
revistas yo era su otro yo, aunque un empleado del Consulado de Venezuela me
acosaba, me seguía y hasta me llevó ante el Comisario de Policía acusándome de
terrorista, pero no le creyeron, supongo, porque al atardecer me dejaron libre.
A él sí le habían levantado un expediente por anarquista peligroso.
Seis artículos en
una mañana
“Una
mañana escribió seis artículos sobre el amor y los calzó con nombres
diferentes. No había día que no inventase un nuevo nombre. Creo que con un solo
nombre de esos que creaba apenas escribía uno, dos o tres artículos. Pues bien,
esos seis artículos sobre el amor les puso como autores a personajes que él
creó trasponiendo las letras de mi nombre, María Noguera. Yo no los recordaba,
pero un hijo de mi hermana Mercedes los conserva anotados en un álbum de
fotografías de ella. El artículo se titula Amor nada más y en cada caso tiene
un autor, así: Mario Guearyia, Arion Guemara, A. Guerra Manoi, Ariman Roguea,
María Guerano, María Onaguer. Antes de olvidarme le digo que otro artículo
también con el título Amor lo firmó como María Bolívar, otro con mi nombre,
María Noguera Y sobre el gobierno de Venezuela hizo varios como Mariana Córodo,
María Coronado, Fabián Vídal y Rafael María Bolívar Nogueri. Vea en este último
que es el nombre de pila de él y el nombre mío, intercalados”.
Un solitario con
nostalgia de la patria
“A veces
pasaba el día solamente con la merienda y al anochecer se marchaba a la calle.
Tenía pocos amigos y le fascinaba caminar por el malecón totalmente solo. Un
año antes de morir le dio por embriagarse día y noche y teníamos que buscarlo
en los lugares más inverosímiles. Las constantes arremetidas de la policía
contra su persona lo habían hecho más huidizo. Le dio por ingresar a un
ejército de mercenarios que se organizaba en Francia para invadir a Venezuela,
pero no iría si yo no lo acompañaba. Él sin mí se sentía disminuido, pero se
perdía en los últimos tiempos hasta por un par de semanas y cuando regresaba
sufríamos juntos sus desventuras y a pesar de eso traía siempre páginas y
páginas que había escrito en los lugares en donde la noche o el sueño lo
tomaban. Rafael jugaba también con las letras de su propio nombre. Mi hermana
conserva algunos artículos en que para descifrar el título hay que detenerse y
observar que título y autor reproducen el nombre y apellidos de él.
Una biografía de
Bestia Victorino Gómez:
“Rafael
se amistó con un venezolano tan solitario como él que vivía en Palma de Mallorca
(Ramón Vallenilla Lecuna) y que cuando venía a Barcelona había alegría infinita
en Rafael y en el amigo. Entrambos una tarde inolvidable dedicaron todo el
tiempo a pensar cómo escribiría Rafael una biografía de dos personajes de su
país de origen... Y reían... reían... Jamás Rafael rió tanto como ese día. Hizo
anotaciones hasta en un trozo de cartón y reía, reía... con deseos de danzar en
la calzada. Los vecinos que no estaban acostumbrados a verlo así se
sorprendieron. Al día siguiente supe de qué se trataba. Empezaría en la noche a
escribir dos biografías burlescas y mi hermana Mercedes tenía anotados los
nombres de los fulanos: Doctor y General Juan Vicente Márquez Bustillos y
General y Bestia Victorino Gómez. Pero no concretó nada Rafael, quien además
andaba buscando información para hacer un drama de un Presidente de
Centroamérica que sí es verdad que no tengo ya ni idea de quien era”.
Gírame algo
Cuando
Andrés Eloy Blanco fue premiado en España por su extenso poema “Canto a
España”, Bolívar Coronado le envió, felicitándolo, un telegrama urgente: “Eres
un astro. Los astros giran. Gírame algo”.
Alma Llanera una
canción venezolana, femenina y de Rafael Bolívar Coronado
Me
encuentro con un apreciado amigo chileno que me cuenta que gracias a su
permanencia en Venezuela se ha enterado de que Alma Llanera no es chilena. Y
así otro amigo, músico, de dilatada trayectoria docente y muy respetado en la
comunidad artística del estado Bolívar, juraba por sus ancestros que Alma
Llanera era de un autor colombiano y aquello de “yo nací en esta ribera del
Arauca vibrador” era para él una prueba concluyente de lo colombiano de la
pieza por referirse a los llanos de Casanare. No podía aceptar que la ribera
del Arauca referida fuera la del lado de acá y no la del lado de allá. Me costó
convencerlo. Como también me ha costado convencer a muchos que la autoría de la
letra no le pertenece a Pedro Elías Gutiérrez, que es el autor de la música,
pero que hecho el loco vendió, el 1 de abril de 1942, los derechos de nuestro
segundo Himno Nacional, a la Peer International Corporation por un dólar más
porcentaje por regalías. Y lo más grave fue que don Pedro le mintió a la
empresa gringa al garantizar en el contrato firmado que la pieza había sido
creada por él solo y constituye su exclusiva propiedad, lo que ha creado la
confusión al aparecer en las carátulas de los discos como de su autoría,
despojando de esta manera a Rafael Bolívar Coronado de su derecho como legítimo
autor de la letra de Alma Llanera, que fue especialmente escrita para ser
cantada por una mujer en la
Zarzuela Alma Llanera que se estrenó en Caracas el 19 de
septiembre de 1914. La protagonista de la zarzuela era una hermosa llanera
llamada Rita cuyo amor se disputan dos galanes, Miguel y Cubito, que dilucidan
a puñaladas la controversia, que termina con la muerte de Miguel, mientras la
dama en disputa se desgañitaba cantando “soy hermana de la espuma” y aquello de
“...con claveles de pasión para orlar las rubias crines del potro de mi
amador”, que nuestros recios cantantes bigotudos han modificado por si las
moscas en “soy hermano de los pumas” y “...del potro más corredor”. No vaya a
ser cosa.
LINA PROKOFIEV, INJUSTAMENTE CONDENADA E INMERECIDAMENTE OLVIDADA
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Los esposos Sergei y Lina Prokofiev |
Juan Yáñez
Hoy,
siendo 8 de marzo se conmemora mundialmente el día de la mujer; es así que tal
eventualidad nos motiva, así de primera mano amables lectores, hacer una
referencia a esta evocación. Según tengo entendido corresponde la fecha a la
proclamación por parte de la Asamblea
General de la Organización
de las Naciones Unidas (ONU)
declarando en 1977, al 8 de marzo como el Día Internacional por los Derechos de
la Mujer y la Paz Internacional.
También se reconoce a esta fecha como Día
Internacional de la Mujer Trabajadora.
De cualquier manera por demás justo es reconocer la importancia de la mujer
como elemento fundamental de la familia, precisamente en estos últimos tiempos
en que gran cantidad de mujeres se han convertido en sostenes de hogar.
Pauta de ello lo encontramos en Colombia, en
que el 34 por ciento de las féminas de aquella nación son las encargadas de
sostener su hogar e hijos, con el jornal ganado honradamente con su trabajo.
Seguramente nos atrevemos a conjeturar que en el resto de Latinoamérica las
cifras podrían ser iguales o hasta mayores.
La representación más frecuente en la mujer es
en su cometido como madre, esposa e hija y en todos esos perfiles es exaltada
con probidad. Todos nacimos de una mujer, nuestra madre; mujeres son nuestras esposas y nuestras
hijas, a quienes en lo personal dedicamos estas líneas y en ellas se haya
implícito nuestro reconocimiento.
Es entonces necesario hacer una
referencia histórica de una mujer merecedora de ser reconocida por sus
virtudes, más aún sobran los motivos por ser injustamente condenada e
inmerecidamente olvidada. Nos referimos a una honorable dama que fuera la
primera esposa del compositor ruso Sergei Prokofiev, (1891-1953)
Para hablar de ella que se llamara en
vida Lina Codina Prokofiev, nos trasladamos al contenido de una noticia
publicada por la agencia EFE el 15 de febrero de 2010, en la cual se hace
referencia a una biografía, editada anteriormente a la fecha arriba anotada,
que rescata el trágico destino de esta mujer que fuera una artista consagrada a la música, de origen español y que se casara con el genial músico y compositor
en 1923 y que fuera condenada a trabajos forzados por el estalinismo imperante.
En ello va nuestro homenaje, nuestro reconocimiento y respeto, extensivo a todas
las mujeres del mundo
Dice así:
Chemberdjí aún no puede ocultar el asombro por que "nadie sabe
nada de esta mujer española tan especial e inteligente".
Por las páginas de Lina Prokófiev. Una española en el Gulag
desfilan nombres con los que mantuvo relación en los primeros años del siglo
XX, nombres como Picasso, Matisse, Ravel, Falla, Stravinsky, Rubinstein, Andrés
Segovia, Rachmáninov, Toscanini, Chaplin, Stanislavski, Gorki, Eisenstein,
García Lorca, Coco Chanel o Diaguilev.
Cuenta Chemberdjí que el primer encuentro entre Lina y Prokófiev
tuvo lugar en San Petesburgo en 1918, "un amor a primera vista"; y en
1923 se casaron en París, vivieron felices y tuvieron dos hijos.
En abril de 1936, tras años de éxito arrollador a ambos lados del
Atlántico, el matrimonio Prokófiev decide trasladarse a la Unión Soviética ,
donde espera al compositor ruso el reconocimiento de un público entendido
formado en la edad de oro de la música rusa. Para Chemberdjí, Prokófiev
"pecó de ingenuidad al pensar que le dejarían componer con tranquilidad si
no se metía en política".
Los primeros problemas llegaron cuando el régimen estalinista le
prohibió la música para dos espectáculos -uno de ellos para Evguéni Onéguin-.
Entonces, "Lina comprendió muy rápido lo que pasaba porque era muy
inteligente y, al comienzo de la Guerra Mundial en 1941, Prokófiev abandona a su
familia y ella se quedó sola con los hijos".
Después de la guerra, Prokófiev se casó con una joven del partido
comunista y en 1948 Lina fue arrestada y condenada a veinte años de trabajos
forzados en un campo de concentración en el norte polar, condenada por
espionaje, recuerda la autora.
"Quedó en libertad en 1956 y hasta 1974 no pudo abandonar
Moscú para siempre, convertida entonces en una infatigable luchadora que nunca
pudo borrar de su memoria el descenso a los infiernos del estalinismo",
señala Chemberdjí.
Chemberdjí conoció por primera vez a Lina cuando tenía 5 años:
"Mis padres se dedicaban a la música y todos compartíamos la Casa de los Compositores, y
por eso el matrimonio Prokófiev era muy amigo de mis padres", apunta la
autora.
Volvieron a reencontrarse en los años 60 cuando fue puesta en
libertad y, de hecho, Chemberdjí, que entonces tenía unos 22 años, la ayudó a
redactar una carta al entonces jefe del KGB, Yuri Andropov, "quizá más
sensible porque componía poemas" y "en tres días la dejaron salir del
país". Los últimos quince años de su vida Lina Prokófiev vivió en París,
rodeada de sus hijos y nietos, e incluso creó la Fundación Prokófiev
en Londres.
Preguntada por la persistencia en esta veneración al compositor,
que había muerto en 1953 el mismo día que Stalin, Chemberdjí asegura que
"Lina veía a su marido como una víctima de su segunda mujer, Mira, y sufrió
mucho porque lo adoraba, creía en él como persona y como genio". Este
segundo matrimonio acarreó asimismo una anécdota curiosa, revela Chemberdjí:
"al haberse casado con Mira sin divorciarse de Lina, se produjo una
situación judicial anómala que acabó con la sentencia de que Prokófiev había
sido bígamo".
El objetivo de esta biografía, que se publicó originariamente en
ruso en 2008, era, subraya la autora, "contar toda la verdad de Lina y
hacer justicia con el olvido que sufrió en Rusia, donde el KGB la había
desacreditado, tachándola de mujer frívola y extranjera".>
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El matrimonio Prokofiev y sus hijos |
Bautismo del libro “Las Mercedes del Llano y su Historia” de Edgardo Malaspina
Juan
Yáñez
La tarde del pasado sábado 14 de febrero de 2015,
San Juan de los Morros fue el escenario para honrar a su hermana geográfica:
Las Mercedes del Llano.
Para la referida honra, precisó la mano de un ilustre protagonista, hijo de esa ciudad llanera, residenciado en San Juan
de los Morros, que siempre tiene tiempo y espacio para recordar y escribir de su lar nativo.
Tal inconfundible
personalidad no es otra que el Dr. Edgardo Malaspina quien tuvo la feliz idea
de escribir sobre su pueblo un libro dedicado a su historia, su geografía, su
pasado arqueológico, sus instituciones, sus personalidades, sus personajes
populares, las pequeñas historias de la gente sencilla, recuerdos, anécdotas etc.
En síntesis, según sus propias palabras “La crónica de un pueblo y su gente”
El cantautor Alberto Díaz |
El
espacio destinado al bautismo de la obra mereció las instalaciones de la Biblioteca Rómulo
Gallegos de la capital guariqueña y su padrino de honor, una presencia sumamente apreciada por los sanjuaneros, heredero de la más pura estirpe orticeña, que eternizara Miguel Otero Silva, en "Las Casas Muertas": el profesor Fernando
Rodríguez, quien con elocuente y enérgica voz interesó a los presentes con sus acertados comentarios.
El Dr. Argenis Ranuarez se lució con sus dotes de orador con un brillante discurso sobre parte de la vida y extensa obra del Dr. Malaspina.
De igual modo el cantautor Alberto Díaz nos habló de sus experiencias en la tierra mercedista con su amigo el Dr. Malaspina.
El profesor Fernando Rodríguez |
Acompañamos
al Dr. Malaspina, a su esposa, a sus hijas y nietos una numerosa legión de amigos, que compartimos
una feliz tarde sabatina que fue más que evento protocolar, una reunión familiar donde
sobresalió el cariño, la amistad, la franqueza y la confianza.
(Acertada
es la nota publicada (fragmento) por el portal de noticias “El Tubazo Digital”
quien cubriera el evento y dice así):
“Lo primero que llamo la atención es la fecha pautada para el
evento, un 14 de febrero, día del amor y de la amistad y comienzo de los
carnavales, sin embargo, la admiración y cariño por un ciudadano que transpira
pasión y disciplina llenaron el espacio físico asignado en la biblioteca.
Comienza el evento y toman la palabra varias personalidades de la vida cultural
y literaria del Guárico, entre ellas el cronista Argenis Ranuarez, quien
describe al Dr. Edgardo Malaspina como un hombre con profundo amor por su
terruño, ya que una vez finalizado sus estudios de medicina en Rusia decide con
la humildad que lo caracteriza regresar a Las Mercedes y ejercer su profesión.
Es de los pocos que experimentan en dos ramas del conocimiento tan
distintas como lo son la científica y la humanística, pero su secreto es
revelado y el cronista indica que el profesor es un erudito en la administración
del tiempo. Es un hombre familiar que practica la tolerancia y la humildad,
ejemplo de ellos confiesa el cronista son la veces ha sido transportado como
paciente en el propio carro del profesor que sirvió de ambulancia”.
El cronista de San Juan de los Morros, Argenis Ranuarez |
Por
nuestra parte solo nos queda felicitar a Edgardo por su inspiración literaria en este quinto libro publicado, y en toda la extensa labor como escritor en obras publicadas o no; en poesía, narrativa, investigación científica, biografía, ensayo y demás actividades, siempre generosas, brillantes y dignas del mayor elogio.
Finalizamos la nota adhiriéndonos a la opinión generalizada de sus amigos, colegas, alumnos y todo aquel que le conozca, por ser el doctor Edgardo Malaspina merecedor del mayor reconocimiento aunado a la amistad más sincera, por sus cualidades humanas y morales, en las que resaltan: la franqueza, la humildad, la sencillez y la estima... Dios cuide y bendiga al Dr. Edgardo Malaspina.
Finalizamos la nota adhiriéndonos a la opinión generalizada de sus amigos, colegas, alumnos y todo aquel que le conozca, por ser el doctor Edgardo Malaspina merecedor del mayor reconocimiento aunado a la amistad más sincera, por sus cualidades humanas y morales, en las que resaltan: la franqueza, la humildad, la sencillez y la estima... Dios cuide y bendiga al Dr. Edgardo Malaspina.
Dr. Edgardo Malaspina |
GALERÍA DE FOTOS
DON NICANOR A FERNANDO RODRÍGUEZ.., PASADO, PRESENTE Y FUTURO DE ORTIZ
Juan Yáñez
REEDICIÓN 15 de febrero de 2015 Nota publicada en el Diario La Antena de San Juan de los Morros, Venezuela el 5 de diciembre de 2010 |
Nota bene
Ayer, sábado 14 de febrero de 2015 se bautizó un libro en la Biblioteca Pública Rómulo Gallegos de San Juan de los Morros. Un feliz evento que correspondió al quinto volumen publicado del Dr. Edgardo Malaspina. Allí a primeras horas de la tarde nos reunimos los amigos y los familiares más cercanos del autor. Fue un compartir entre gente que hablamos el mismo idioma de la amistad y el afecto. Entre ellos estaba presente el profesor Fernando Rodríguez, un viejo y querido amigo al que encontramos con dificultades al caminar, aunque con la misma energía y lucidez que siempre le acompañó. Hacía tiempo que no nos veíamos, la última vez, creemos que fue en Ortiz en diciembre de 2010. En aquella oportunidad lo visitamos en "La Rodriguera" y hasta le hicimos una entrevista que publicamos. Ayer el afecto y la amistad se hicieron presentes con un fuerte abrazo nos saludamos y le expresamos: "Mira Fernando cubriré este evento (bautismo del libro del Dr. Malaspina) en mi Columna, pero antes reeditaré en ese mismo medio, aquella nota-entrevista que hicimos hace años en La Rodriguera" , para revalorizar el tiempo vivido y gratamente recordado..." Así y aquí lo estamos haciendo... De todo ello la vida se nutre; estamos evidentemente conscientes que de paso, aunque sabemos que la sincera amistad perdurará en todos los espacios y tiempos.
Ortiz visita nuevamente nuestra columna, apreciados y consecuentes lectores Tal como ustedes recordarán, no hace mucho publicamos un artículo que llevó por título “Las Casas Muertas de Miguel Otero Silva”, en alusión a la obra literaria que simboliza una imperiosa referencia en la historia de esta ciudad.
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En este mismo local, hoy una frutería funcionó la bodega de Don Nicanor |
En aquella oportunidad la reconocimos con el preciso laconismo que expresaba nuestra sincera simpatía al llamarla “la ciudad llanera de nuestros más caros afectos”. Días atrás, por una eventual circunstancia visitamos nuevamente a Ortiz, después de más de un año de ausencia.
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A la derecha Fernando Rodríguez, compañía del autor de la nota, en el interior de La Rodriguera. |
Fue la pasada semana, precisamente el sábado 27 de noviembre que llegamos temprano en la mañana, recorrimos sus calles, la encontramos favorablemente cambiada, con nuevas construcciones y comercios; y por sobre todo tuvimos la dicha de reencontramos con viejos amigos, de conocer a otros nuevos, de disfrutar de una mañana, sumamente pródiga y placentera.
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En la biblioteca de su padre |
Previamente, durante el transcurso de la semana habíamos acordado telefónicamente con el Profesor Fernando Rodríguez una cita en La Rodriguera, la casa de sus ancestros, en la esquina de la calle Bolívar con Sucre que se mantiene casi inalterable en el tiempo y constituye un inmueble de invalorable importancia histórica, aún perfectamente habitable y conservado, cargado de recuerdos, de anécdotas, de todo lo bueno y lo no tan bueno con que está hecha la vida.
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En el corredor de La Rodriguera |
Dentro de sus muros transcurrió la existencia de una familia de extensa tradición venezolana que el profesor Fernando Rodríguez Mirabal, heredara en sus genes y continuara con la labor cívica y humanista de su progenitor, el recordado Don Nicanor Rodríguez. Fue don Nicanor un patriarca, un hombre de principios, con la sabiduría propia de los autodidactas y un relevante temple para organizar dentro de las estructuras cívicas y sociales a un pueblo, desmoralizado y necesitado de consuelo y esperanza.
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El patio |
Su influencia y reconocida capacidad organizativa que hoy llamaríamos gerencial y que humildemente atesorara detrás del mostrador de su bodega, lo hizo presidir en 1938 la Junta Pro Reconstrucción de Ortiz que creara el gobierno del Guárico para sanear, organizar y reconstruir la economía y recuperar el bienestar social perdido. Posteriormente fue legislador y se ocupó cargos de responsabilidad en la administración estatal. Hoy su presencia de connotado hombre público late en los corazones de aquellos que lo recuerdan por ser el artífice del renacer de este pueblo que fuera abatido y olvidado.
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En el interior. Al fondo la puerta de entrada. A la derecha la vitrina-ceibó |
Aquel hombre que contagiara su entusiasmo a una sociedad que no le quedaba otra posibilidad que renacer o morir definitivamente, y los animara a continuar con sacrificio, fe y esperanza; dejó mucho de su aliento y tenacidad en los claustros de La Rodriguera.
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La biblioteca de Don Nicanor Rodríguez |
Visitamos este recinto, que se conserva con el mismo cuidado que mantuviera don Nicanor en vida. Están sus libros perfectamente conservados y clasificados, su escritorio, su sillón y los objetos de uso cotidiano.
Sobre el corredor, encontramos una vitrina-ceibó que en su angosta verticalidad nos muestra la cristalería y el menaje de aquellas épocas en que el romanticismo tenía una rutinaria presencia que se extendía a las cosas y al uso que a aquellas se les daba.
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Ante el escritorio de Don Nicanor |
Sobre el corredor, encontramos una vitrina-ceibó que en su angosta verticalidad nos muestra la cristalería y el menaje de aquellas épocas en que el romanticismo tenía una rutinaria presencia que se extendía a las cosas y al uso que a aquellas se les daba.
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Miguel Otero Silva |
En ese espacio Miguel Otero Silva y la cineasta Margot Benacerraf oyeron de primera mano las precisas descripciones sobre el pasado orticeño que don Nicanor relatara y que motivara a Miguel Otero Silva, a escribir “Las Casas Muertas”.
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Margot Benacerraf |
Allí llegaron ambos personajes con la intención de recabar información para un proyecto cinematográfico que reflejara los infortunados sucesos que en el pasado asolaron al pueblo. Don Nicanor guardaba en su memoria imborrables recuerdos que comenzaban en su niñez en que fungía de monaguillo y con su propio nombre de pila, Otero Silva lo eternizara en la novela.
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El fondo del corredor |
El escritor al oír aquellos relatos llenos de gallardía, de vivencias, de emociones, lo motivó y encendió la inspiración necesaria para escribir su novela, la cual sobreviviera a la película, la que nunca llegara a filmarse.
Nicanor Rodríguezdejó este mundo en 1990, y a partir de allí su hijo Fernando se convirtió en su sucesor de hecho y de derecho, en el continuador de aquella voluntad que se esforzara en mantener viva la fe y la esperanza de su pueblo.
Hoy día, el Profesor Fernando Rodríguez Mirabal, nuestro amigo desde aquellos lejanos años en que llegamos a San Juan de los Morros, sigue firme y participando activamente en la vida de su ciudad y es la referencia obligada para dar a conocer el pasado y el presente de Ortiz. En la actualidad, la ciudad y el municipio se ha consolidado en su desarrollo económico, social y cultural después de largos años de esfuerzo y dedicación de sus pobladores.
Publicado por Juan Yáñez 

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