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Blog de Juan Yáñez, desde San Juan de los Morros, Venezuela....

LA FINALIDAD DEL PRESENTE BLOG ES PARA EXPRESAR IDEAS, COMENTAR LO QUE CONSIDERAMOS DIGNO DE ELLO Y HASTA PARA DECIR LO INCONVENIENTE SI FUERA NECESARIO...




Castillo de San Carlos Concordia (Entre Ríos; Argentina)

Juan Yáñez

08.06.2013 

Aquellos que visitan Concordia, una apacible ciudad situada al margen del río Uruguay, en la provincia argentina de Entre Ríos, no deben dejar de visitar las ruinas del Castillo San Carlos. Están ubicadas dentro de un predio de casi 100 hectáreas, de un paisaje encantador, conocido como  «Parque San Carlos o Parque Rivadavia», una reserva natural ubicada sobre una alta y ondulada meseta donde se cobijan especies zoológicas y botánicas del lugar y también algunas importadas. Desde allí se domina ampliamente el río, donde se destaca el embalse de Salto Grande. En lugar de una inmejorable ubicación tanto paisajística, como por su fácil acceso y cercanía con la ciudad, comenzó hacia 1867, su reconocimiento. Luego de diversos propietarios que constan en documentos catastrales, en el solar se construye una vasta casa con mirador hacia el río, de donde es posible observar la costa uruguaya y con ese fin su titular hizo la construcción.  

Todavía hoy se conservan vestigios de aquella finca.  Posteriormente al fallecer su propietario, sus herederos venden y se construye un saladero, del que aún existen ruinas y que funcionara por poco tiempo, hasta que una firma francesa se interesa en instalar en el lugar una fabrica de conservas. A ello es enviado Edouard De Marchy, quien lejos de su propósito,  complacido con el espacio, lo adquiere para construir su propia residencia.


El Castillo de San Carlos
En un extremo de ese reservorio  donde la vista se deleita con una visión panorámica hacia cualquier lugar donde se mire, se encuentran las ruinas del «Castillo de San Carlos», comenzó su construcción en 1885  y habitado en 1888 (al estilo Luis XV) por el conde francés Edouard de Machy, enamorado del paisaje, el cual es en realidad de una particular belleza, (que tuve la oportunidad de disfrutar en mis años jóvenes) quien importara desde Europa casi todos los materiales para su construcción, con la excepción de la piedra lavada un excelente aditamento  que fuera extraída de la costa del río y se usara como revestimiento exterior del edificio. La estructura de hierro fue traída desde el Reino Unido, los pisos eran de “roble eslabonia” y los revestimientos interiores y escaleras de mármol de Carrara. Los cristales decorativos de Bohemia, el mobiliario realizado en Italia, Francia Alemania, los cortinados y tapices de Francia y las obras de arte de reconocidos maestros europeos. El alumbrado de las dependencias interiores se realizaba con gas distribuido por tuberías, lo más adelantado para la época.

El matrimonio De Machy abandona el castillo
De Machy y su esposa solo vivieron tres años en el lugar, partiendo a Francia en 1891, sin dar mayores explicaciones y llevándose solamente la vestimenta y algunos artículos personales, quizás con la intención de regresar.
La mansión siguió siendo propiedad de los De Marchy, años después alquilada, en la que vivieron varias familias, hasta que fue adquirida por la Sociedad Rural de Concordia, quien  la ocupara por un tiempo.



Los Fuchs Balon, sus nuevos inquilinos
Ya en 1929 fue adquirida por la Municipalidad de Concordia, quien la alquiló a la familia Fuchs Balón, quienes fueron sus últimos ocupantes y fueron quienes dieron inicio a la reserva natural que aún se conserva en el lugar. Ellos fueron los que se encargaron de iniciar la cría en un ambiente adaptado a mangostas, monos, serpientes, zorros, iguanas y otros animales exóticos. De igual forma se ocuparon de la fauna autóctona y de adecuar y expandir la zona boscosa para la protección de las especies.
Antoine de Saint Exupery aterriza en un prado próximo al Castillo.
De ellos surge otra historia que será la más recordada, la que más nos interesa y que recubre de un especial romanticismo por el personaje que comparte e interviene en ella.

Fueron los Fuchs Balon quienes coincidieron casualmente con el escritor francés  Antoine de Saint-Exupéry. Dice la historia que un día las hijas del matrimonio, quienes eran dos y cabalgando por los prados de la propiedad, contemplaron sorprendidas aterrizar una avioneta. El piloto que conducía la nave, era nada menos que  Antoine de Saint-Exupéry, que en aquellos momentos se ocupaba de organizar una compañía de correo aéreo en la Argentina. Quizás lo sucedido  fue producido por una “panne” (percance aéreo) similar al que nos contara años más tarde en “El Principito”, su libro más célebre y recordado o porque le impresionó la belleza del lugar y decidió tocar tierra. Lo cierto es que a raíz de aquella experiencia y en honor y reconocimiento a las jóvenes que le recibieron en ese campo de aterrizaje improvisado, publica una nota alusiva en Paris, que titula “Las princesitas argentinas” y a posteriori también hace referencia de este hecho en su libro “Tierra de Hombres”, en el cual anota: «Había aterrizado en un campo y no sabía que iba a vivir un cuento de hadas, fue en un campo cerca de Concordia en la Argentina». Saint Exupery regresaría en otras oportunidades al lugar.



La destrucción del Castillo de San Carlos
Por razones que desconocemos,  la casona fue desocupada y los  Fuchs Balón fueron a vivir a una estancia. Es entonces, que el legendario castillo de San Carlos fue de inmediato saqueado, --infame culto a la ignorancia de los pueblos que aún no aprendieron del respeto hacia las personas y las cosas y que tampoco sus gobernantes se ocuparon de educarlos-- en ello se perdió todo lo que allí se atesoraba ante la indolencia y la complicidad de la autoridad.  Lo que no se pudieron llevar lo incendiaron y todo terminó destruido con un voraz incendio provocado, ocurrido el 25 de septiembre de 1938.
Epílogo
Visitamos el lugar en 1968, hasta buena parte de las ruinas se habían llevado de aquello tan magnífico y digno de conservarse  con el mayor orgullo y estima. En Europa aún se atesoran y preservan con el mayor celo y trascendental empeño edificaciones y objetos del pasado  Aún pudimos ver una placa que fuera colocada recientemente (en aquellos años) que hacía mención de la visita de Saint Exupery.


La verdadera ignorancia no es la ausencia de conocimientos, sino el hecho de negarse a adquirirlos y los encargados de educar, tolerarlo. 
Agradecimientos
Fuentes y gráficas: wikipedia   lecturasyescrituras.com   taringa    turimoentrerios.com  
P.D.   
El aviador francés vivió en Argentina casi dos años; aquí conoció a su esposa, Consuelo Soucín, y abrió nuevas rutas para la Aéropostale de su país. En cierta ocasión, debió aterrizar de emergencia en Concordia, norte entrerriano, e inmortalizó escenas del lugar en el capítulo 5, “Oasis”, de “Tierra de hombres”. La casa donde se alojó cerca del río Uruguay, llamada Palacio San Carlos, acaba de ser puesta en valor por el gobierno nacional. Y precisamente allí fue Rosa Maxit el domingo 27, luego de votar. Concordia no está lejos de San José. Visitó el Palacio San Carlos y recordó otra vez el secreto que el zorro le confió al principito: “es muy simple: no se ve bien sino con el corazón; lo esencial es invisible a los ojos... . El tiempo que dedicaste a tu rosa hace que ella sea tan importante para ti. Eres responsable para siempre de lo que has domesticado. Eres responsable de tu rosa”.
Fuente: Verónica Toller  Revista Ñ  04.11.13 (San-Jose-tributa-El-Principito)