Muchos de nosotros recordamos con afecto este maravilloso libro para niños, -y para los que ya dejaron de serlo- escrito por la pluma de Antoine de Saint Exupery, un escritor francés, nacido en 1900, que fue aviador y uno de los pioneros del correo aéreo en el sur de nuestro continente.
Es una novela, escrita en primera persona y en ella su autor personifica a un piloto que obligado por un desperfecto en su avión, hizo un aterrizaje forzoso en un remoto lugar del desierto del Sahara…
Se encuentra lejos de cualquier lugar habitado, con el motor de su avión dañado y con una reserva de agua para pocos días. Pasa la primera noche de su albur, durmiendo sobre la arena y al despuntar el alba lo despierta la dulce y extraña vocecita de un niño…, es El Principito que le dice:
“-Por favor…., dibújame un cordero.” Es allí cuando da comienzo a un dialogo en el que el Principito relata todo aquello que hace a su entorno y a sus experiencias. Vive en un pequeño planeta y en su viaje para llegar a la Tierra atraviesa una serie de asteroides en los que conocerá variados y extraños personajes, cuyas acciones darán lugar a profundas reflexiones y críticas hacia el mundo de los adultos.
Cada uno de los protagonistas que se presentan de manera lineal y consecuente, representa las formas de ser que adoptamos los humanos, donde prevalece el absurdo y la soledad. Allí encontramos al avaro, al alcohólico, al vanidoso, al tirano, al orgulloso.
La metáfora, bellamente expresada está, presente a lo largo del texto. Es esencialmente una crítica a la conducta humana donde prevalece la insensibilidad y el egoísmo en un mundo deshumanizado donde abundan los conflictos y la intolerancia.
A pesar de todo y por sobre todo el mensaje es altamente esperanzador, donde quedan abiertas las puertas hacia un mundo ideal, más justo y comprensivo. Es el Principito el mayor ejemplo de la sabiduría y la virtud, y comparte junto a otros personajes, también incomprendidos como son el piloto, el zorro, la flor y el farolero.
Todos ellos son puros de corazón y están unidos por la amistad, el amor y la hermandad. Su mensaje alcanza a la humanidad entera, la que tristemente olvidó los valores y la inocencia del niño que todos llevamos dentro.
Es una obra de excelente calidad literaria y sus valores estéticos hacen que su lectura sea amena e interesante y está bellamente ilustrada por su autor. La poesía está presente en el lenguaje y en el estilo.
Las ilustraciones son originales de Antoine de Saint Exupery
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