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LA GORRA DE CAPRILES RADONSKI
Juan Yáñez Publicado el 11 de
agosto de 2012
“No hay mal que por bien no venga”.
Evidentemente
nuestro CNE, el órgano responsable de la
transparencia de los procesos electorales y referendarios; regulador por excelencia de la equidad
electoral y mucho más aún, que debiera
ser de todos; sin embargo, no lo es.
En esta Tierra de Gracia, no hay quien ignore que el CNE, forma parte del
aparataje chavista y que obedece a directivas del gobierno. Su portavoz, más calificado,
su presidenta, Tibisay Lucena, competente dama que antes las cámaras muestra
una actitud de seguridad y firmeza, “le ha salido el tiro por la culata”. Que
me disculpen los elegantes del idioma por esta expresión propia del vocabulario
popular y coloquial, pero así nos tiene
acostumbrados nuestro presidente en sus peroratas y a pesar de que no nos gusta,
inevitablemente se nos pega. Así de simple y franco, amigos y consecuentes
lectores. La referida expresión se nos
ocurrió, a propósito del invariable afán
de la titular del CNE, de prohibir y
censurar, no lo propio, sino lo ajeno, que devino, según nuestra opinión,
su desacertado dictamen o advertencia, hacia Capriles
Radonski, por el uso de la gorra tricolor.
La
doctora Tibisay Lucena logró (sin proponerlo) crear un elemento simbólico que necesitaba la
oposición para su campaña. ¡Ahora la gorra somos todos!!! Hay
gorras por doquier, por donde se vaya y no hay más, porque la demanda es tan
exigente que los fabricantes no dan abasto en confeccionarlas. Por ello queda
una vez más demostrada la infalibilidad
del conocido refrán: “no hay mal que por bien no venga” Lo axiomático y
trascendente de esta situación que compromete al uso de la gorra
tricolor radica en la desobediencia del
candidato Capriles a quitársela. Como consecuencia de ello, que podríamos
llamarlo “rebeldía
justificada” producida por las numerosas violaciones
a las normativas comiciales reiterativas
por demás, del candidato oficialista y que el CNE consiente ilegalmente y en
algún momento deberá responder por ello.
Esta
prenda (la gorra tricolor) se ha convertido en una digna muestra de absoluta
firmeza y de valiente convicción política para aquellos que anhelamos una
patria libre y soberana; un trascendental acontecimiento que lejos de ser una
eventualidad, se acerca y mucho a la CAUSALIDAD, que no es otra cosa que
la ley natural que alcanza por su propia
virtud a producir los hechos de la existencia.
Como dato ilustrativo recurrimos a la Historia Universal que nos
habla del Gorro Frigio, una especie de caperuza cónica de extremo curvado confeccionado
con lana o fieltro. Su probable origen proviene de la región de Frigia, en lo
que hoy es Turquía y era un distintivo de emancipación patriótica de ese
pueblo. Los griegos lo trajeron a occidente y el Imperio Romano lo convirtió en el distintivo de
los libertos. Durante la Revolución Francesa el gorro frigio se convertiría
definitivamente como símbolo universal de la libertad y la independencia. Lo apreciamos en el célebre
cuadro de Delacroix
de 1830, “La libertad guiando al pueblo” Lo exhibe en su cabeza la dama que
representa a la Libertad, que es símbolo de la República Francesa. A partir del
siglo XIX, varias repúblicas ostentan el
gorro frigio en sus símbolos
nacionales. Es entonces amables lectores que la gorra tricolor se semeja día a día con el célebre gorro frigio, símbolo de la
emancipación de los pueblos sometidos. La gorra
tricolor es nuestro símbolo de unidad que pertenece a todos los venezolanos
sin distinción de ninguna naturaleza. Ya llegará el tiempo de poner fin a las
diferencias inexistentes, concebidas por avieso capricho irracional y vejatorio. La esperanza
reside en el voto del próximo 7 de octubre y en la determinación de no aceptar
la violación de los preceptos
constitucionales. La gorra tricolor
es un símbolo irrenunciable que distingue a los que amamos la patria.