¿Los dos relojes serán por cábala? |
En amena conversación con Hugo Chávez |
Sin embargo esa selección tenía una piedrita en el zapato, -en opinión de los que saben y que compartimos ampliamente- y esa circunstancia despertaba inobjetables dudas en su desempeño. Tal piedrita tenía por nombre, Diego Armando Maradona, el responsable absoluto de esa selección, que con sus desplantes, incoherencias, soberbias y su incapacidad como técnico, preenjuiciaba la efectividad argentina. Suponemos que la noticia no sorprendió casi a nadie, con la excepción del personaje que ocupa estas líneas.
Maradona besándole la diestra a Fidel Castro. |
Disfrutando del ocio y del tabaco cubano |
Con la dignidad, la vergüenza y el recato podemos llegar a cualquier parte y con ellos siempre saldremos airosos de toda situación por desfavorables que estas fueran. Correcto hubiera sido que Maradona se hubiera percatado de su innegable ceguera luego del tercer gol alemán, cuando remontar ese resultado era decididamente imposible y al finalizar el partido y ante el irreparable y estruendoso fracaso, -además del perfectamente aceptable llanto que mostrara- asumir la mea culpa y sin dilación y con humildad “colgar los botines” a su gestión y hacerlo saber para consuelo de aquellos que confiaron en su misión.
--¡¡¡Qué pasó referí, no vió el penal?!!! |
Esa hubiera sido una actitud sobradamente honorable y digna. Reiteradamente persiste una y otra vez en demandarles a otros las causas negativas de sus propios caprichos o ineptitudes. El pasado miércoles convocó a una conferencia de prensa en la que acusó de mentirosos y traidores a los que decidieron su alejamiento de la selección. También culpa al azar o a la mala suerte los bochornosos cuatro goles que dieron al traste las esperanzas albicelestes y esa creencia persiste en su mente.
Un momento de amor... |
La soberbia obnubila la razón y nos hace creer que somos infalibles. Es tanta la magnitud del desafuero psicológico de estas personas, que se vuelven incapaces de tolerar la menor crítica y menos aún de plantearse la autocrítica. A esta altura, cuando ya el Mundial de Fútbol de Sudáfrica pasó a la historia y España con toda gloria se consagró Campeón del Mundo, solo queda el recuerdo de lo acontecido y la reflexión.
Muchos equipos cumplieron una loable actuación a pesar de precariedad de sus recursos que acompañaron con la grata humildad de sus personas.
Diego Forlán, el mejor jugador del mundial. |
La selección uruguaya alcanzó un merecido cuarto puesto en la clasificación, demostrando al mundo que es posible obtener resultados si hay dedicación y voluntad. Ya para terminar amables lectores es necesario realzar aquello que valoriza y sustenta el aprecio por la vida. Para ello tomamos la agradable personalidad del técnico de la selección campeona, Vicente del Bosque quien ha demostrado una amable sobriedad en sus actitudes y declaraciones que reflejan un temperamento lleno de méritos y de laudable sencillez al alcanzar el título de más importancia en el deporte mundial:
Vicente del Bosque, de lo bueno, lo mejor! |
“Es un momento inolvidable, felicitamos a Holanda que nos ha hecho muy difícil el partido, esta final ha premiado al buen fútbol y es el éxito de todos…”
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El inconfundible rostro de la humillación, la frustración y la tristeza
Leonel Messi, considerado el mejor jugador del mundo, anulado en su desempeño en el Mundial de Sudáfrica, por la ineptitud, la soberbia y la irresponsabilidad de su entrenador...