Publicado en el Diario La Antena de San Juan de los Morros Venezuela el 12 de julio de 2010
Hoy lloramos la muerte de un querido amigo que ha estado con nosotros durante muchos años.
Nadie sabe a ciencia cierta cuántos años tenía, puesto que los datos de su nacimiento hace mucho que se han perdido en los vericuetos de la burocracia.
Será recordado por haber sabido cultivar lecciones tan valiosas como: “Es necesario trabajar para tener un techo propio”. “No envidiemos lo ajeno, más bien anhelemos la voluntad y el esfuerzo que podría hallarse tras él”. “Ser humilde, justo y franco complace a Dios”. “Por qué los pájaros que madrugan consiguen lombrices” y también por recordar la validez de frases como, “La vida no siempre es justa, pero Dios sabe porqué” o “Tal vez haya sido yo el culpable”.
Nuestro inolvidable amigo, hoy desaparecido se llamó en vida: Sentido Común, vivió bajo simples y eficaces consignas que heredó de sus mayores, como: “No gastes más de lo que ganas”, o “Los adultos están a cargo, no los niños”.
Declinó aún más su salud cuando supo que las escuelas deben requerir el permiso de los padres, para administrar una aspirina, poner un protector solar o colocar una curita a un alumno. Aunque eso si, no podían informar a nadie, que una alumna estaba embarazada y quería abortar.
Sentido Común perdió el deseo de vivir cuando los Diez Mandamientos se convirtieron en material risible, algunas iglesias en negocios y los criminales empezaron a recibir mejor trato que sus víctimas.
Para Sentido Común fue un duro golpe saber que uno ya no pueda defenderse de un ladrón en su propia casa, pero que el ladrón pueda demandarnos por agresión, incluso si este estaba armado y que el agraviado puede ser inmediatamente investigado por exceso de defensa, aunque no le haya tocado un pelo a su agresor y que éste sin motivo alguno lo pueda acusar de gatillo fácil y así muchísimas cosas más, que se han superpuesto en nuestra vida terrenal.
Sentido Común no murió solo, su muerte fue precedida por la de sus padres: Verdad y Confianza; la de su esposa: Discreción; la de su hija: Responsabilidad; y la de hijo: Raciocinio.
Le sobrevivieron sus tres hermanastros:
“Conozco mis derechos”, “Otro tiene la culpa” y “Soy una víctima de la sociedad”
No hubo mucha gente en su funeral, porque muy pocos se enteraron que se había ido.
Los que le echamos de menos, debemos honrarle, evocándole con toda la buena gente que lo conoció y valoró.
No cometamos el pecado de ser indiferentes ante esta tan lamentable pérdida.
Despertemos en nosotros todas sus enseñanzas y apliquémoslas.
Avivemos la llama de la esperanza de una vida mejor, porque por ello luchó sin tregua ni descanso.
Rogamos a Dios que lo acoja en su santo seno…
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Queridos lectores y amigos, este emocionante escrito no es de nuestra inspiración. Lo hemos recibido vía Internet por otro apreciado amigo. Es escasa la referencia de su autor, solo está firmado con las letras: R y D. Estimamos incluirlo en nuestra columna por su congruencia, sensatez y porque su contenido tiene un profundo significado que nos será a todos útil y provechoso…
Material gráfico, agradecimientos a: elcodigoblogspot.com www.elblogdelcontable ptobal.wordpress.com blogspol.edi.ec zigzagelvarapalo.com elarrozal.wordpress.com tenares.com radiocristiandad.wordpress.com www.reflejosocial.com www.notisalud.com.ve loto35loto.spaces.live.com elarlequindehielo.obolog.com floresyjardines.es taringa.net
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