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Barach de Spinoza.
Juan Yáñez 13.10.2012
La filosofía
es siempre un tema de actualidad, más en estos tiempos de incertidumbre
política, que nos tiende a agobiar el genio y nos inclina hacia la
desesperanza. A Dios acudimos con más premura cuando el destino se torna
incierto y las circunstancias nos adversan en demasía. La situación política en
Venezuela se encuentra en ascuas y hasta el gobierno está tanteando el
escenario sin estar plenamente seguro de las reacciones encontradas que partan
de su entorno o del contrario, que definitivamente le adversa. Claro está, amigos lectores, que por el
título de la nota ya habrán descubierto que no es nuestra intención abordar el
tema político. Ocuparemos nuestro
tiempo y el vuestro con un filósofo que se destacara por la peculiaridad de su
pensamiento, el que se encuadra dentro del racionalismo
filosófico del siglo XVII, que compartiera con Descartes y Leibniz. Había
nacido Barach de Spinoza en
Ámsterdam, en 1632, en una familia judía
sefardita de origen español.
Se formó dentro
de la Cábala, que forma parte de la filosofía judía medieval, teniendo acceso a
los estudios generales de la ciencia de su época e influido por Descartes, con quien coincide en la corriente filosófica que
dará origen al racionalismo. Su
pensamiento se ajusta a un riguroso monismo
panteísta, en lo que no existe más que un ser, al que llama, la substancia que se identifica con
Dios o con la naturaleza, que son infinitos. De esa manera concibe a Dios con ilimitados
atributos, pero el hombre solo conoce dos de ellos, el pensamiento y la extensión. Esta última forma parte de la
corporeidad o sea la naturaleza. Queda claro que la substancia es para Spinoza, a la vez Dios y la naturaleza (Deus sive Natura).
Spinoza enfatizó sobre
tres géneros de conocimiento humano:
1) El hombre es esclavo de las pasiones y sólo
percibe los efectos o signos e ignora las causas.
2) La razón elabora ideas generales o nociones
comunes que permiten a la conciencia acercarse al conocimiento de las causas, y
descubre el modo de controlar las
pasiones.
3) El hombre finalmente logra acceder a una intuición totalmente
desinteresada, pues conoce la verdad desde el punto de vista divino, se
siente ajeno a sí mismo como individuo y
no es perturbado por las pasiones individuales.
En este pensamiento se identifican lo singular y lo
eterno, se percibe que todo tiene que ver entre sí y se advierte la presencia de todo en todo, intuición que
dará lugar, para Spinoza, a la única
felicidad posible.
Nuestro filósofo
también se ocupó de política. Consideraba a la totalidad de los seres, quienes
se comportan de acuerdo al principio de autoconservación
y en torno a ello se forma el estado como entidad colectiva. Sin embargo ello
forma parte de su propia preservación y el estado no deja de ser una limitación
consensual de los derechos individuales. Lo que el individuo busca en el Estado
es la conservación propia y mientras la entidad cumpla con ese objetivo la
respetará, en caso contrario la descomedirá en sus funciones. La principal
premisa de este pensamiento se basa en que Dios crea individuos, no naciones.
Elogiaba la democracia como sistema político,
aunque la limitaba al sexo masculino, sin incluir en forma explícita a las
mujeres. Sobre este tema, su criterio esbozaba una inferioridad innata de las
mujeres, aunque termina aceptando definitivamente la igualdad de los sexos. A
pesar de ello considera imprudente tratar el tema por inconveniente y generador
de conflictividades.
Spinoza es dueño de
un pensamiento original e independiente, no comprometido con ninguna escuela,
donde se manifiesta el amor por la libertad
Célebres son sus
frases que han quedado para la posteridad como una sabia forma de tomar la
vida. Algunos de ellos son los siguientes:
“Cualquier cosa
que sea contraria a la naturaleza lo es también a la razón, y cualquier cosa
que sea contraria a la razón es absurda”.
“Si el hombre
tiene una idea de Dios, Dios debe existir formalmente”
“.La experiencia
nos ha demostrado que a la persona no le resulta nada más difícil de dominar
que su lengua”.
"El orgullo
es una especie de placer producido por el hombre que piensa demasiado bien
acerca de sí mismo."
"Dios es un
ser absolutamente infinito; una substancia que consta de atributos infinitos,
cada uno de los cuales expresa su esencia eterna e infinita."