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CHEQUE SIN FONDOS Y CHEQUE EN BLANCO…
Juan Yáñez
Publicado en el Diario La Antena de San Juan de los Morros, Venezuela, el 24 de junio de 2012
¿Quién de ustedes, amables amigos y consecuentes lectores, no habrá
soportado en alguna oportunidad la
ansiedad que nos produce la devolución
de un cheque por encontrarse sin fondos? El cheque es una formal orden de pago
facilitada por la banca y cuando es aceptado por cualquier acreedor, honra al
titular de la cuenta que lo expide, porque se confía en su solvencia. En estos
tiempos existe la conformación telefónica para salvaguarda de su valía, pero
anteriormente no existía ese recurso y solo quedaba la confianza por parte del
que lo aceptaba como instrumento de pago. Indigno era y es, aquel que cancelaba
o cancela un compromiso con un cheque
sin fondos; definitivamente, una estafa, delito que es contemplado y
penalizado en todas las legislaciones del mundo. Viene al caso, lo presente, para ilustrar la
idea que nos motiva en esta nota, para intentar una analogía ocasional, con uno
de los instrumentos más comunes que emplea la banca en sus operaciones y
también causa corriente de defraudación. Y, al aludido “cheque sin fondos”,
agregaremos otra expresión que existe desde la épocas pretéritas que es
conocida como “cheque en blanco” un enunciado
que proviene del argot popular, que significa dar una superlativa confianza o
aval en alguna persona o entidad. Oportuno será no olvidar que la prudencia es la madre de lo seguro e hija de la confianza. Expresado en otra forma,
más expedita se dice: ”que seguro mató a confianza, refrán del Perogrullo que no necesita mayores
luces para comprender su significado. Ateniéndonos a ello, sensato y atinado será
que la confianza le sea otorgada a aquellos que la merezcan y no se oculten
tras una dudosa legitimidad. El sabio sabe que el mundo está lleno de engaños,
a pesar de ello camina feliz, seguro, no ignora que la virtud también existe y
se esfuerza en demostrarlo; de ello dará testimonio cuando sea conveniente o
necesario. Mientras tanto la moderación
será su compañera de marcha y confiará en Dios por sobre todo, luego en sí
mismo y en los que en su alrededor, lo merezcan. Por ello no cabe en su esencia
engañar de ninguna manera, menos con un cheque sin fondos o algún otro
subterfugio doloso y tampoco cabe en su conducta la imprudencia de otorgar un cheque
en blanco o fianza desmedida a nadie.
Ya finalizando la introducción, que cumple de epígrafe necesario para expresar
nuestra modesta opinión, oportuno será
enfocar hacia donde se dirige lo arriba anotado. Ya imaginarán, amables
amigos, que para la política nos encauzamos, porque los malos políticos aún
despiertan nuestra atención, quienes lejos de agotarse, todavía pululan por el
mundo, que acostumbran entre tantos otros vicios, el dar “cheques sin fondo”,
(léase) promesas obviamente incumplidas a sus gobernados y que de paso se
arrogaron por írrita decisión de poderes
por ellos mismos controlados, para recibir “cheques en blanco” y otras
prebendas; un consumado ejemplo de la autocracia, con colorete de legalidad. En
Venezuela no escapamos de esta mácula; se
le conoce precisamente como Ley
Habilitante; se le usa para usurpar poderes constitucionales; llanamente,
el Poder Legislativo autoriza al Poder Ejecutivo, a promulgar leyes por
decreto, justificando su consentimiento
con inaceptables razones. Ya en
plena materia, comenzaremos suscribiendo las recientes palabras del candidato
de la MUD, Enrique Capriles. Se hace necesario aclarar que lejos de partidismos
excluyentes, nuestra palabra se orienta hacia la sustentación de la democracia
y de quienes por ella abogan en esta excepcional circunstancia, un momento
histórico trascendental, delicado y determinante para el futuro de la Nación. Acertada fue la frase que pronunciara el joven
y comedido candidato en tierra guariqueña, precisamente en Calabozo, donde cumpliera con su agenda de campaña, el pasado
19 de este mes, diciendo al respecto: “La
Ley habilitante solo da más poder al Presidente y no al pueblo” Capriles puso énfasis en afirmar que al
gobierno se olvida de su obligación de cumplir con la democracia participativa y en cambio diluye su mandato en un
personalismo absolutista. La tan cacareada y extralimitada Ley Habilitante se ha convertido en un
instrumento de poder para gobernar, con un control total y absoluto, que se
intensificó luego de 14 años de incapacidad y corrupción administrativa, una
pesadilla de la que aún no hemos despertado. Ya es hora de asumir la necesaria
responsabilidad y arrojo en nuestra condición de ciudadanos de una patria que
deberá ser libre y soberana incondicionalmente, y no feudo de ocasionales mandones
que mantienen un constante discurso de amenazas y agresiones. No aceptemos “cheques sin fondo” avalados y
sustentados en falsas promesas, henchidas de mentira y tampoco toleremos que
aquellos que en la Asamblea fueron elegidos para legislar, otorguen “cheques en blanco” a conveniencia de mórbidos intereses. Los
políticos probos y capaces no necesitan ventaja alguna para cumplir con sus
funciones, con la letra de la Constitución le es suficiente para gobernar a una
Venezuela progresista en la que quepamos todos, que enfrenten los problemas con
decisión hasta alcanzar su solución. Pasen
un agradable domingo, amables amigos…