Juan Yáñez
Publicado en el Diario La Antena de San Juan de los Morros, Venezuela el 17 de abril de 2011
No hay deuda que no se pague,
ni plazo que no se cumpla. (Refranero popular español)
Si cualesquiera de de nosotros, simples bípedos mortales, ajustáramos nuestra conducta a la sabiduría de los refranes no pecaríamos muchas veces de ignorantes o desprevenidos. Esos dichos ingeniosos que brotan de la sapiencia popular se formaron a partir de la experiencia, junto con la cordura y una buena cuantía de presciencia.
Es oportuno dejar claro que estas virtudes no se encuentran en la materia gris o de cualquier otro color, de los tontos o necios y menos aún en los irreflexivos. También es conveniente no confundir presciencia con presencia. La primera denota el conocimiento de las cosas futuras y la última, entendemos entre otras apreciaciones, a la entereza de ánimo, tanto en la adversidad como en la prosperidad. Ambas palabras, entre otras que se nos ocurrirán luego, serán útiles para encarar la nota y si no lo conseguimos, por lo menos servirán para agregar más tinta al papel, que nos atrevimos a escribir y ustedes a leer, amables y consecuentes lectores. Los excesos y las menguas que cometamos, sin cortapisas de ninguna índole, se tendrán que juzgar en su momento, de acuerdo a las reglas que la Providencia dispone para toda actuación o conducta. Aquel que sabe sembrar, también sabe que se esparce la simiente para luego cosechar; que la calidad y cuantía de lo recolectado depende de excelencia de la semilla; del cuidado, del esfuerzo, del riego o de las lluvias, de los fertilizantes y de otros factores, muchos de ellos imprevisibles en los que obra la suerte, el azar o la casualidad y algunas otras circunstancias. Es correcto imitar metafóricamente el afán con que el agricultor se dedica a sus menesteres, para aplicar la enseñanza que de ellos se origina.
Obras son amores, dice otro refrán y por él comprendemos que el cuidado, la dedicación, la ética y también el cariño, siempre deben ser una constante en nuestras empresas, realizaciones o en el simple y cotidiano proceder. Nadie que tenga al menos dos dedos de frente debería ignorar que existe una ley fundamental, que sin necesidad de estar escrita en ninguna tabla ni código, se halla vigente desde el principio de los tiempos. Nos estamos refiriendo a la ley de causa y efecto, que indoblegable e inmutable rige, sin apartarse jamás de su incumbencia en los episodios de cualquier naturaleza. Es justo y apropiado que así sea para evidenciar la perfección de un magnífico mecanismo, construido como sumo celo y sabiduría para la buena marcha de la existencia. Solo Dios continuará libre de ser calificado, todo lo demás será supeditado a arbitrio.
Lo expuesto nos da a suponer que el azar es una inefable y precisa circunstancia, evidentemente ajena a lo que conocemos como casualidad, que responde a lineamentos que conjeturamos, pero no precisamos. Viene al caso para ilustrar lo anteriormente mostrado, una noticia publicada en El Universal de Caracas, el pasado 14 de abril que dice lo siguiente: “Mubarak prestará declaración la próxima semana. El depuesto presidente, Hosni Mubarak está bajo sospecha de haber enviado una tropa de matones que entre enero y febrero mató manifestantes en la plaza Tahir de El Cairo. Como se encuentra bajo tratamiento médico, frente al hospital se congregaron decenas de personas exigiendo la pena de muerte”.
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| Hosni Mubarak |
La opinión pública de todo el mundo ya ha sido suficientemente informada de los últimos avatares de este mandatario, que luego de 30 años de permanecer en el poder de la nación egipcia donde se adueñó de las libertades de sus gobernados y de disponer del erario público a su antojo y por protestas populares cansadas de tanta sinvergonzonería cometidas por el régimen, se vio obligado a renunciar, no sin antes haber intentado diversas e infantiles triquiñuelas para permanecer en el poder.
Él, su familia, sus ministros, partidarios, allegados y todo acólito comprometido, no escaparán a las acusaciones de corrupción, de abusos, de crímenes y de tanta trapacería cometida. La fortuna personal de Mubarak se calcula en más de 70.000 millones de dólares, astronómica suma que provoca asombro e incredulidad. Solo mentes altamente descompuestas, con una vileza extraordinaria son capaces de llegar a una ignorancia tan supina, aborrecible y de una maldad tan insensata.
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| Protestas en Egipto |
El Egipto de Mubarak con 80 millones de habitantes, el 40% de ellos lograban sobrevivir con dos dólares o menos al día. Hoy, él y sus cómplices se hallan en pico de zamuro, esperando decisiones que pueden ser muy duras, ya se oyen los llantos y lamentaciones de algunos de sus familiares más próximos. En nuestra tierra venezolana usamos un refrán, que seguramente hemos heredado de la Madre Patria
Causa y efecto tienen similar connotación a acción y reacción. No será posible subvalorar los actos que nuestra conciencia no acepte. Mubarak ocultó su conciencia tras una ignorancia desbordada y sus seguidores al comer de su mano se envilecieron sin remedio. El demonio hizo su trabajo y todavía lo seguirá haciendo, ahora habrá que soportar las consecuencias. Infalible designio que nos ayuda a comprender con el rigor necesario, para alcanzar la perfección que nos incumbe. No se debe vivir solamente para ir viviendo como se dice por ahí. La vida es una responsabilidad sumamente seria para vivirla a contramano, lo que es igual a circular con un vehiculo comiéndose la flecha; tarde o temprano ocurrirá un previsible choque y quizás sea tan violento como jamás hemos imaginado. Pasen un feliz domingo amigos…
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