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Blog de Juan Yáñez, desde San Juan de los Morros, Venezuela....

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Julián Díaz: elixir culinario. El bartender, sommelier y cocinero elige el aceite de oliva para cruzar sus profesiones y poner en valor la excelencia de los óleos argentinos


Foto: Rodrigo Ruiz Cianci

Laura Litvin LA NACION DOMINGO 31 DE JULIO DE 2016


Acaba de comprar una botella de aceite de oliva virgen extra (AOVE), sin filtrar. La abre con ansiedad, como quien quiere ver qué hay dentro de un paquete precioso. Se detiene en cada aroma y luego suelta unas gotas sagradas sobre unas rodajas de pan de campo recién horneado. En silencio, como en una ceremonia. Al primer bocado, Julián Díaz -bartender, sommelier, cocinero y dueño de los reconocidos bares porteños 878 y Los Galgos- sonríe con alegría. En su ADN gastronómico, la célula del aceite de oliva atraviesa todas sus profesiones y el virgen extra (ningún otro) siempre está. "Forma parte de nuestra cultura. En mi casa se lo cuidaba tanto que sólo se podía usar para ocasiones especiales. Cuando se abría ya no estaba bueno, y eso pasaba por ignorancia. Con los años me di cuenta de que era uno de los puntos más sensibles para trabajar en la gastronomía. Para mí es un parámetro de calidad: si entro en un restaurante y veo el aceite de oliva en la mesa como corresponde (nada de botellitas transparentes, engrasadas y sucias), significa que hay un buen trabajo detrás. Tener una visión crítica sobre el aceite de oliva fue uno de los últimos avances en los restaurantes argentinos. Por suerte, lentamente, se empiezan a revisar los procesos de manipulación: no tenerlo al sol, no comprar bidones gigantes, no rellenar las botellas, entre muchas otras cuestiones. El AOVE tiene la versatilidad de absorber aromas de cualquier cosa, por eso hay que conservarlo con cuidado. Si rellenás con aceite bueno una botella usada que tiene aceite rancio, todo se echa a perder. Igual, en los últimos cinco años avanzamos: se hacen concursos, cursos, catas; la industria fue comprendiendo y el cambio se está dando."

En la Argentina, la producción se remonta a 1562, cuando se plantaron esquejes traídos de Perú. Pero la producción local comenzó a competir con el aceite español, por lo que se ordenó la tala de todos los olivares del Virreinato. Fue en el siglo XIX, con la llegada de los inmigrantes y sus platos deliciosos, que volvimos a prestarle atención. El auge se vivió en 1954, cuando se promulgó una ley de fomento con el famoso eslogan Haga Patria, plante un olivo, que promovía la producción para paliar el desabastecimiento en Europa como consecuencia de la Guerra Civil Española. La gloria duró poco: en la década de 1960 el AOVE sufrió nuevos embates, esta vez por parte de los productores de aceites de semilla, que montaron una feroz campaña de desprestigio. Hoy se producen alrededor de 35.000 toneladas en el país (datos de la campaña 2015 proporcionados por referentes del sector) y el consumo se calcula entre 250 ml y 300 ml por persona por año, una cantidad mínima comparada con los países productores como España, Italia y Grecia, donde se calcula un promedio de 15 litros anuales por habitante. Pero la Argentina tiene todas las posibilidades, por la excelente calidad de sus aceites, de competir de igual a igual con los más importantes productores mundiales.

"Todavía hoy, aun cuando ya está reivindicado como uno de los alimentos fundamentales de la dieta mediterránea y son conocidos todos los beneficios para la salud, el aceite de oliva sigue soportando varios prejuicios -sostiene Díaz-. El primero es que es caro. Yo no creo que eso sea verdad. La botella dura un mes y vale, en relación con lo que dura, muchísimo más que lo que cuesta un paquete de pan lactal, que se termina en dos días. El segundo es que es feo, pero lo que pasa es que mucha gente confunde los defectos (producto del atrojado, de la fermentación o porque se pone rancio cuando envejece), y en realidad se trata de un aceite en mal estado. ¿Cuántas veces escuchaste que el aceite de oliva huele a aceituna de pizza o a trapo mojado? Eso está lejos de los aromas de la naturaleza que ofrecen los aceites de calidad."

Julián Díaz es sin duda uno de los protagonistas de la gastronomía local: forma parte de la asociación de cocineros Acelga, de la Asociación Argentina de Sommeliers, y es docente en el Centro Argentino de Vinos y Espirituosas (CAVE). Su agenda febril incluye viajes en búsqueda de nuevos sabores (y de museos y galerías, su otra gran pasión). Cuando el 878 cumplió 10 años, escribió un libro junto con su pareja, la diseñadora Florencia Capella: 878 Cócteles, recetas e historias del Bar de Buenos Aires.

¿Tips básicos que debe tener en cuenta el consumidor de aceite de oliva?

Lo primero es que debe tener aromas frescos de la naturaleza: pasto recién cortado, hojas de tomate fresco, manzanas, cáscara de banana, hierbas. Otra cosa es que el color no tiene que ver con su calidad. Y luego, las distintas variedades de aceitunas ofrecen intensidades diversas y un poco de picor y amargor, esas son cosas normales de los aceites de oliva buenos. Ahora, los que dejan la boca aceitosa están mal hechos. No sirven ni para cocinar, hay que tirarlos.

¿Qué significa virgen extra?

Que es el primer aceite obtenido por medios naturales, no químicos. Es el de mejor calidad, jugo de aceituna puro. El segundo punto es el nivel de acidez medido en ácido oleico (que debe ser inferior a 0,8). El proceso de elaboración consiste en triturar la fruta entera y amasarla sin que entre en contacto con el oxígeno. Luego se centrifuga para que se separe la parte acuosa de la oleosa y se deja decantar en tanques. La pasta que queda se vuelve a centrifugar, pero lo que se extrae ya no es virgen extra. Va perdiendo calidad.

¿El aceite de oliva no mejora con la guarda?

No. Hay que consumirlo dentro del año, porque a diferencia del vino, se plancha, pierde intensidad. Es muchísimo mejor cuanto más cerca está de la cosecha, por eso no es conveniente comprar aceites importados, porque entre que los procesan y los transportan puede pasar mucho tiempo. Muchas veces terminamos comprando aceites más caros que los nacionales sólo porque son de afuera.


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